| domingo, 28 de noviembre de 2004 | Asignatura pendiente Memorias de la España oculta La periodista catalana Montse Armengou presentó sus investigaciones sobre la represión franquista en el Congreso de laS lenguaS. Un capítulo todavía desconocido de la historia española Paola Irurtia / La Capital Hace cuatro años, el documental "Los niños del franquismo" desnudó en España el destino de algunos de los hijos de detenidas republicanas, muchos de ellos dados en adopción en forma ilegal y privados de su identidad. Fue el primer trabajo sobre episodios silenciados y desconocidos de la dictadura franquista y la historia de España durante el último siglo que dirigió la periodista catalana Montse Armengou, quien presentó sus investigaciones en Rosario convocada por el Congreso de laS lenguaS. "España, después de 40 años de dictadura, aún no ha podido lavar sus ropas", aseguró Armengou en una larga charla con Señales, en la cual rescató la "verdadera efervescencia" que vive su país por indagar en episodios de la vida social y política del siglo pasado, sesgado por las guerras, la persecución, el fascismo y el silencio.
Los otros trabajos de Armengou -realizados junto al periodista Ricard Beliz- testificaron sobre la desaparición de personas en los primeros días del franquismo -en "Las fosas del silencio"- y revelaron que el primer tren europeo que marchó a un campo de concentración nazi "en contra de lo que podríamos pensar, llevaba españoles" -en "El convoy de los 927". Crítica con la política interna de España y la complicidad internacional, enfatiza que nunca hubo en su país un juicio, ni comisiones investigadoras, con la complicidad de todos los gobiernos democráticos que siguieron a la dictadura.
Su tensión se extrema cuando compara la desinformación y la falta de medidas políticas en la España posterior a la dictadura franquista y los procesos que se iniciaron en otros países, considerados menos desarrollados, como Argentina, Chile o Sudáfrica. "Después de 70 años, no se han hecho comisiones de la verdad, tenemos una ley de amnistía de 1977 que es una verdadera ley de punto final, ningún criminal del franquismo fue juzgado".
Comparando las exhumaciones con las que se hicieron en Guatemala, indicó que en su país "se hicieron en base al trabajo de antropólogos, forenses y profesionales que trabajaron en sus vacaciones, o fines de semana. No hubo ningún apoyo oficial. No hay bancos de ADN, ni hay registros públicos".
Señala que "recién se están haciendo cosas tan significativas como quitar los símbolos del franquismo". Y que recién con el nuevo gobierno, del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, "se están tomando medidas para que las instituciones ayuden a hacer los trabajos y a recuperar la memoria, como crear memoriales y fondos".
"Esta España que vendió modelos de democracia y de transición -contó- es una España que después de 40 años de dictadura todavía no ha sido capaz de lavar su ropa. Esa España que da lecciones, no ha sido capaz de hacer ni la décima parte de lo que han hecho vosotros. Porque más allá de las críticas, o los errores que en Argentina pueden marcárseles a la ley de punto final, o las comisiones de la verdad, hay que ver que en España no tuvimos nada. Ni un sólo juicio se ha hecho en España", dice Armengou.
- ¿Esos episodios que investigaron a través de la televisión estaban silenciados o eran desconocidos?
- De todos esos aspectos de la dictadura franquista no había conocimiento, no había conciencia. Sabíamos que nuestra dictadura había sido feroz. Pero de algún modo, la democracia fue basada en un pacto de silencio. No sólo se quiso dar una imagen de "dictablanda" hacia afuera. Hubo una complicidad, incluso internacionalmente. Porque con la guerra fría, a Estados Unidos le convino tener "ese generalito, allá abajo, que paraba al comunismo". Y que permitía instalar bases yanquis y tener presencia en Europa. Ese paso de limpiar el fascismo de Europa que se hizo en Italia y se hizo en Alemania, no se hizo en España.
-¿Qué pasaba con las investigaciones?
-España ha tenido grandes investigadores, pero que se han movido en circuitos muy minoritarios. Y desde la producción de documentales, respondían "eso está pasado, vamos a dar vuelta la página". Lo que hemos hecho con nuestra vocación es tirar de un hilo de algo que se ha investigado, pero llegar un poco más a fondo. "Los niños perdidos ..." la hicimos en colaboración con un historiador catalán que es muy buen especialista sobre el mundo penitenciario femenino del franquismo. Este hombre tenía mucha información, entrevistas con mujeres que habían estado presas, pero nos da un dato que nos pareció escalofriante y era que los niños entraban con las madres en las cárceles y que no eran registrados. Nosotros pensamos que se abría una zona de riesgo tremenda. Cuando llegamos a los datos y conclusiones de que los niños habían sido entregados en adopciones ilegales, eso no lo conocía ni el propio historiador.
-¿Cuál fue la respuesta de la gente?
-La respuesta al documental fue buenísima. En este momento, España está pasando por una auténtica efervescencia por recuperar su memoria. Digo con mucho orgullo que nosotros contribuimos. También creo que irrumpimos con esas investigaciones en un momento muy oportuno. Siempre ha habido asociaciones de víctimas, apoyo, gente que ha pasado cárcel, que se han movido, pero eran trabajos muy anónimos, muy silenciados. Lo que ha dejado a la gente muy convulsionada es que siempre nos fijábamos en "la pobrecita Argentina", con sus niños robados, en "los pobrecitos chilenos" con sus desaparecidos, en "los pobrecitos judíos", con sus trenes de la muerte, pero no teníamos la misma conciencia sobre lo que nos había pasado. Se hablaba con mucha pena y mucha piedad de otras situaciones sin asumir que eso también lo habíamos pasado nosotros.
La primera vez que vine a Argentina, en el Festival Internacional de Derechos Humanos, pensaba ¿qué les voy a decir yo a los argentinos, que les han arrebatado a sus familiares, a sus niños? Una persona cualquiera, por decir, mi madre, veía el anuncio de la ley del punto final y se horrorizaba. Y de nuestra propia historia, nada.
-¿En qué sectores se percibieron esas respuestas?
-La respuesta fue tremenda por parte de gente mayor y joven. La mayor porque de un modo se atrevió a hablar. La gente joven respondió absolutamente indignada, porque está mucho más al corriente de las comisiones de la verdad en Argentina, Chile o Sudáfrica, o la ultima tontería que había dicho Milosevich en el tribunal de La Haya, y no saben su propia historia.
-¿Qué pasó con los chicos separados de sus familias?
-Hay como tres grandes vías de desaparición de esos niños. La primera es la física, hay muchos niños que ya no sobreviven en las cárceles. Si lo lograban, que era ya una gran proeza, tenían que salir de la cárcel a los tres años, porque no les permitían quedarse con sus madres. Entonces empezaba la separación.
En la situación de precariedad que se vivía, muchas veces era el estado, quien bajo la apariencia de que protegía a esos niños, los enviaba a una especie de hogares copiadas de la Alemania nazi. Muchas veces la madre perdía el contacto con ellos y a partir de ahí se acaba dando de manera irregular en adopción a otras familias más convenientes desde el punto de vista del régimen.
-¿Y la tercera?
-Otra vía de rapto era con los niños que habían sido enviados al extranjero. La España republicana manda a niños al extranjeros para que los acojan durante la I guerra mundial. Cuando termina la guerra, muchos padres prefieren que sus hijos continúen en Rusia, Inglaterra, Francia, pensando que lo de Franco no puede durar. A partir de ahí se funda el servicio exterior de falange, que se dedica a recuperar niños. Y la mayoría no son entregados a sus familias. Reencontrarse era muy difícil porque un decreto de Franco hizo que a estos niños se le cambiaran los apellidos. Además, el solo hecho de buscar era sospechoso.
Aires de cambio Armengou encuentra que los nuevos gobiernos, de España y de Catalunya, van a impulsar medidas políticas que ayuden a la recuperación histórica. Aunque más allá del cambio de gobierno, confía en que los cambios "debían surgir porque llevamos ¡29 años de democracia"!
El trabajo documental de los periodistas se complementa con la edición de tres libros, editados por la española Plaza Junes, que incluyen testimonios que quedaron afuera del video.
De sus trabajos, ninguno fue difundido por Televisión Española durante la gestión de José María Aznar y el Partido Popular. Para el próximo año, la emisora mostró interés en "El convoy de los 927". La memoria de los desaparecidos, y de los niños que perdieron su identidad, seguirá conociéndose en circuitos menos masivos. enviar nota por e-mail | | Fotos | | "Lo que hemos hecho es llegar más a fondo". | | |