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 domingo, 28 de noviembre de 2004  
Desarrollo. Pasado mañana se inicia en La Siberia la construcción de uno de los parques científicos más importantes de Latinoamérica
La primera piedra de la Rosario biotecnológica
Las obras del Indear y el Centro Binacional de Genómica ponen a la ciudad en el circuito de la economía del conocimiento

Marcos Cicchirillo / La Capital

"¿Dónde está el valor agregado de la agricultura? En la medida en que estamos empezando a hablar el idioma de la genética, estamos empezando a hablar el idioma más importante que ha generado el ser humano. Los que hablen el idioma de la informática y la biogenética serán los destinados a liderar los procesos de desarrollo y crecimiento", decía Juan Enriquez, especialista mexicano de la Universidad de Harvard, ante un auditorio repleto en el congreso de Aapresid de 2002.

Ese mismo día se presentaba en sociedad una empresa destinada a la incubación de proyectos vinculados al desarrollo de agrobiotecnología: Bioceres. Sus acciones fueron vendidas entre 200 productores y empresas agropecuarias como pan caliente en escasas horas y hoy ya tiene patentes aprobadas.

En paralelo, el dueño de la empresa argentina Biosidus, Marcelo Argüelles, era felicitado en los pasillos por haber logrado la primera vaca clonada transgénica en el país. Su firma exporta por varios millones de dólares productos farmacológicos desarrollados a través de la biotecnología.

Dos años después, en marzo de 2004, la visión común de que el conocimiento es buen negocio condujo a Bioceres y Biosidus a firmar un acuerdo para crear una nueva empresa que apunte al desarrollo biotecnológico en el área de genómica vegetal. Nacía el Instituto Nacional de Agrobiotecnología (Indear). Por aquellos días comenzó a tomar forma también la iniciativa española de instalar en Argentina un centro binacional de investigación genómica, que poco después se conocería como Cebigeve.

Detrás de los flashes estaba un grupo de autoridades del Cerider que llegaba varios meses trabajando para posicionar a Rosario como el centro geográfico de esas iniciativas. Chapa no faltaba. La ciudad cuenta con dos centros de investigación relacionados con la genómica, el Cefobi y el IBR, con amplio reconocimiento a nivel local e internacional, y que cuentan en conjunto con un plantel de 200 profesionales. La biología es toda una tradición en Argentina. Tres de los cinco premios Nobel argentinos provienen de esta área del conocimiento.

El próximo martes se colocarán las piedras fundacionales del Indear y el Cebigeve en el predio de cinco hectáreas del Cerider en La Siberia (Esmeralda y Ocampo). En el caso del centro binacional, un inédito lobby público-privado contribuyó a que el emprendimiento recalara en la región.

Sin embargo, es el Indear el proyecto que está más avanzado. Sus principales líneas de investigación estarán centradas en tres ejes temáticos:

* Resistencia a estrés bióticos (por ejemplo, al calor o a excesos de luminosidad) y abióticos (patógenos, como bacterias o virus) en cultivos.

* Molecular farming, relacionado con la modificación genética de plantas para que funcionen como biorreactores. Un área de fuerte interés inicialmente para la industria farmacéutica, pero potencialmente para la industria alimentaria. Esto último apunta a la fortificación alimentaria, como la modificación de los ácidos grasos de los aceites, por ejemplo.

* Proyectos genómicos, destinados al secuenciamiento de algunas bacterias autóctonas o regiones de genoma de plantas, que a su vez servirán para futuras investigaciones y desarrollos.

Los proyectos significarán inversiones por más de 60 millones de pesos y la mayor concentración de científicos e investigadores en Latinoamérica en genómica vegetal. Al punto que las autoridades del Cerider piden desde hace meses al municipio y la provincia la cesión de terrenos para ampliar el Parque Científico Tecnológico, dado que si el polo informático local se suma con un centro de calidad no quedará superficie disponible para futuros proyectos.

El mayor impacto estará en el alto valor agregado que generarán estos nuevos emprendimientos, ya que hoy el negocio de la biotecnología mueve billones de dólares en el mundo y los principales conglomerados industriales, farmacéuticos y del agro, se están volcando a este sector.


Productores sesudos
En este sentido, los productores agropecuarios locales, que fueron adoptando casi ciegamente distintas tecnologías que los hicieron competitivos la década pasada, se fueron dando cuenta del valor estratégico que significa invertir en desarrollos biotecnológicos propios y hoy son quienes están liderando esta movida en la Argentina.

Se estima que cuando el polo de La Siberia esté a full, alrededor de 400 personas trabajarán en investigación genómica en Rosario, sumando los institutos privados y estatales. Esta movida comenzó a tener sus efectos. En silencio varios proveedores de insumos (reactivos, instrumental, descartables) y de servicio técnicos, que antes ni siquiera venían a Rosario, ahora lo hacen incluso con sus principales gerentes. Algunos ya han contratado representantes y hasta instalaron frezeer para tener mantener stock de insumos en la ciudad, debido a la creciente demanda.

Otra magnitud del impacto que tendrá la inversión en estos proyectos de alto valor agregado, se vio días atrás en la ceremonia de colación de los alumnos de Bioquímica, cuando representantes del Indear aprovecharon la ocasión para hablar con los mejores promedios para que analicen sumarse al proyecto.

Paralelamente, la flamante empresa organizaba talleres con científicos locales para ir hilando más fino sobre los futuros proyectos. Se prevé que allí trabajen entre entre 100 y 150 profesionales en una primera etapa, de los cuales habrá diez investigadores senior que conducirán las distintas ramas de trabajo.


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El acto fundacional servirá para que el titular del Cerider, Alejandro Cecatto, anuncie las obras para el proceso de traslado de los institutos dependientes del Conicet al mismo espacio físico. En principio, la infraestructura faltante para el resto de los edificios está comprometida en el presupuesto de la Nación para el año próximo.

Del encuentro participarán el ministro de Educación, Daniel Filmus; la presencia del gobernador, el intendente y la plana mayor de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (Secyt) y del Conicet, así como las autoridades del área de ciencia y tecnología de España.


Biomillones
Los planos del Indear están aprobados y prevén que las obras se iniciarán durante el primer trimestre de 2005. Invertirán cuatro millones de dólares en la construcción del edificio e infraestructura, y 8,9 millones para el pago de sueldos y equipamiento para los primeros cuatro años.

La sesión de los terrenos en ambos emprendimientos será por treinta años y no cincuenta como pretendían las contraparte privada. Directivos del flamante proyecto estiman que con viento a favor en el mediano plazo estarían agrandando las instalaciones con la construcción de otras plantas.

En el caso del Centro Binacional, España se comprometió a invertir cinco millones de euros para equipamiento y los sueldos de los investigadores. Para convencer a los ibéricos del proyecto, la provincia se comprometió con 1,5 millón de pesos y el municipio con 500 mil pesos para la construcción del edificio.

Respecto las líneas de trabajo del Cebigeve todavía están por definirse ya que estiman todo estará listo para su funcionamiento en el 2006. El proyecto involucrará a investigadores de España, Argentina y posiblemente de Brasil y otros países limítrofes. A diferencia del Indear las líneas de investigación serán de largo plazo.

Parece ciencia ficción pero no lo es. Hace apenas medio siglo que dos hombres entraban contentos a un bar de Cambridge para anunciar entre cervezas que habían encontrado el secreto de la vida: la estructura del ADN. Más recientemente, se anunció el secuenciamiento del genoma humano. Hoy, las llamadas "ciencias de la vida" están en la ola de la economía mundial y Rosario busca subirse a ese tren.
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La investigación en genómica empieza con el ADN.

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