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 viernes, 12 de noviembre de 2004  
La Tana canta hoy en La Comedia junto a su sexteto
Susana Rinaldi: "No soy ni seré una artista del sistema"
Habló de su pasado en el París de Cortázar y de su compromiso político en los años ochenta

Jose L. Cavazza / La Capital

Susana Rinaldi vuelve a cantar en Rosario después de muchos años, hoy, a las 22, en el teatro La Comedia. Desde Estocolmo, última estación de su gira europea, la Tana dijo a La Capital que siempre fue una francotiradora y que prefiere no ser una artista del sistema, porque de esa manera perdería la libertad y la posibilidad de disentir.

-¿Cómo se siente cantar tangos en Estocolmo?

-(Risas) Esa es una pregunta que si me la hubiera hecho hace catorce años, cuando vine por primera vez a esta ciudad, me habría dejado un tanto confundida. Hoy es una reiteración de afectos. Tengo la suerte de haber pasado distintas etapas en mi relación con Suecia y con toda la Escandinavia. Tuve la suerte de participar con orquestas que a partir de mí trabajaron con el tango como la Orquesta Sinfónica de Vientos o la Orquesta de Jazz de Estocolmo. Si bien por hábito o por acostumbramiento el público sueco no suele dejarse llevar por una canción popular, conmigo tiene una cordialidad bastante especial.

-¿Cómo fue llegar a París en el 76? Qué hechos rescata que luego se convirtieron en determinantes en su vida?

-Todo lo que pasó conmigo personal y artísticamente se lo debo a París. Y se lo debo a esa época donde llegué un poco forzada por las circunstancias y me encontré con personajes extraordinarios que contaron profundamente en mi vida, y que me ayudaron no sólo escalar posiciones sino a reconfirmar el hecho de que el tango era un hilo conductor muy importante. Entonces, París fue una enorme caja de resonancia que me lanzó al mundo. Fue de París que llegué a Japón, a Grecia, a Israel, a Escandinavia. Todo ocurrió desde París, gracias a sus teatros, a escritores notables, a poetas y traductores. En el aspecto humano determinó mi sentido comprometido con lo que hago y lo que digo. En París la chica de barrio de Buenos Aires que alguna vez fui se transformó en la mujer representativa del tango.

-¿También nació en ese tiempo la Tana y su temperamento?

-Absolutamente. Fíjese, que hasta los italianos me recibieron gracias a Francia.

-Se dice que Julio Cortázar fue un personaje determinante para muchas de sus actitudes, ¿fue así realmente?

-Sí, fue así. En mi relación con la Unesco hasta mi vínculo con Africa, todo pasó por Cortázar. Incluso, mi compromiso social y político... sin dudas, fue un tipo muy marcador en mi vida.

-¿Cómo se conocieron?

-Curiosamente el vínculo empezó antes de conocernos. El escribió una poesía, que yo después imprimí en mi primer disco europeo, donde dice "nunca te vi, vos sos los discos que pueblan por las noches este departamento de París". Después, conocernos fue una propuesta de él. Esperó que yo llegara a París y me buscó, como me había buscado antes en Argentina y no me encontró. Con Cortázar coincidíamos en dos cosas muy importantes: el sentido del humor, incluso frente a las desgracias más definitivas, y sobre todo, en la necesidad de quitarle la solemnidad a todas las cosas. Fui formada más por intérpretes de jazz que por cantantes de tango, y Cortázar era también un hombre más volcado hacia el jazz.

-Ahora usted está viviendo en Italia...

-Mitad y mitad. Desde que asumí como embajadora itinerante de la Unesco tengo que tener un domicilio europeo. Entonces, después de años de estar en Francia, decidí que ese domicilio fuera Italia.

-¿Se cansó de los franceses?

-Era la hora de volver un poco a los orígenes. Una buena vuelta a mi papá. Pero no, no me cansé... ¿quién se cansa de París?

-Hubo un tiempo, en los 80, donde tuvo una exposición muy fuerte en lo político partidario, ¿eso cree que la perjudicó en Argentina?

-Sí, me perjudicó notablemente, porque yo soy una francotiradora. Además hubo gente que me colgó determinados sayos que siguen hasta hoy... algunos reales y otros ficticios. Sea como fuere, siento que valió la pena. Yo no soy una artista del sistema ni nunca lo seré, porque perdería mi libertad y la posibilidad de disidencia.

-Para el tango la nostalgia es todo un tema, ¿usted sufre de nostalgia?

-No soy nostalgiosa. No me abrazo de la nostalgia porque puede llegar a confundirme. María Elena Walsh dice algo lindísimo: "Quien no fue mujer ni trabajador piensa que el de ayer fue un tiempo mejor". Lo que sí soy es melancólica, y eso tiene que ver, seguramente, con mis ancestros, con la pampa nuestra y con esa necesidad de estar cerca del mar.
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Rinaldi confesó que todo lo que le pasó se lo debe a París.

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