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 miércoles, 10 de noviembre de 2004  
El día que un periodista italiano se dio cuenta del fin de la Alemania comunista
Hace 15 años caían el Muro de Berlín y el régimen que lo construyó. Un corresponsal se adelantó a sus colegas

Berlín. -"Es una locura", fue la frase más pronunciada esa noche. Alemanes del este y el oeste se fundieron en jubilosos abrazos, mezclando el llanto con la risa. El 9 de noviembre de 1989, hace 15 años, caía del Muro de Berlín, que dividió Europa y Alemania durante casi tres décadas.

Hoy en día son muy dispares los recuerdos de los acontecimientos de aquella noche histórica en la que un periodista italiano cumplió un papel clave de pocos segundos y larga trascendencia.

Eran las 18.55, cuando el miembro del buró político del Partido Socialista Unificado (el nombre del partido comunista) de la República Democrática Alemana, Günter Schabowski, comunicaba de forma casi casual que los ciudadanos de la RDA podrían emprender viajes particulares al extranjero sin grandes formalidades ni plazos de espera.

Riccardo Erman, entonces corresponsal de la agencia de noticias italiana Ansa, cuenta que muchos colegas no comprendieron de inmediato la magnitud de las declaraciones del funcionario. Erman le preguntó a Schawobski: "¿Cuándo?"

Schawobski buscó entre sus papeles y respondió: "Según tengo entendido de forma inmediata". Unas pocas horas más tarde se abría el Muro de Berlín. "Me di cuenta allí mismo de las consecuencias que tendrían las declaraciones de Schawobski", relata el italiano de 74 años, que ahora reside en Madrid.

Aún antes de que concluyese la rueda de prensa emitida en vivo por televisión, Erman corrió a su aparato de télex para enviar la noticia a la central en Roma y dispersarla por el mundo. Poco después, en la calle de Leipzig, en Berlín oriental, la gente lo reconocía y felicitaba.

Los alemanes a ambos lados de la frontera no podían dar crédito a lo que vieron y escucharon. Después de 28 años se derrumbaba el Muro. Miles y miles de alemanes del este se agolparon esa noche ante los puestos militares de paso, que tras unas horas abandonaron el intento de controlar el flujo ininterrumpido de gente y coches que cruzaban a la zona oeste de la ciudad y viceversa.

Los más eufóricos treparon al muro y cantaron, lloraron y bebieron champaña, era historia pura lo que estaban viviendo. Cuatro semanas antes, la cúpula socialista había celebrado a bombo y platillo el 40º aniversario de la fundación de la RDA pese al éxodo masivo que tenía lugar a través de la frontera con Hungría y Checoslovaquia y las manifestaciones multitudinarias contra el régimen comunista en las principales ciudades del país.

Hoy, 15 años después, ha quedado poco de aquella euforia y se ha instalado una visión más realista. El este alemán es el furgón de cola, con una alta tasa de desempleo y éxodo masivo de jóvenes hacia el oeste del país por falta de perspectivas. Entre muchos de los mayores cunde la melancolía y una cierta nostalgia por el rol protector del Estado en el socialismo.

Sin embargo, muchos de los disidentes orientales no dudan de la importancia de aquella noche. "Fue la decisión correcta, se derrocó un sistema dictatorial sin hacer uso de la fuerza", sostiene el pastor Christian Fuehrer, uno de los impulsores del cambio a través de las plegarias por la paz que tuvieron lugar en su parroquia de San Nicolás en Leipzig. (DPA)
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Un caminante por Berlín este.

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