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 martes, 09 de noviembre de 2004  
Dígalo con mímica
Gallego y los jugadores se quedaron mudos

Mauricio Tallone / La Capital

Si alguien creyó que en la práctica de ayer los jugadores de Newell's iban a detenerse frente a cámaras y grabadores para explicar los porqués del bajón futbolístico que acusó el equipo en las últimas dos fechas, se equivocó de cabo a rabo. Otras fueron las postales que se observaron en la mañana de Bella Vista. En el clima que dominó al plantel leproso se respiró otro aire, tan es así que la mayoría de los futbolistas se plegó a un silencio hospitalario para camuflar sus sensaciones. Por supuesto que el Tolo Gallego no estuvo ajeno a esta coartada. No sólo no habló como de costumbre, sino que cuando el periodista de Ovación intentó arrancarle alguna palabra, ya que luego de los partidos habla únicamente con los medios que están adentro de la cancha, replicó con su habitual humor de perros: "No hablo, no hablo más", fue su escueta contestación y de inmediato se subió al auto del médico Ignacio Astore.

Uno de los pocos jugadores que no se excusó con que tenía que irse rápido a su hogar después de varios días de encierro fue Germán Ré. El resto salió raudamente disparado del vestuario en busca de sus familiares, que estaban esperándolos en el predio con sus autos particulares. Mientras que otros optaron por subirse a los vehículos de aquellos compañeros que no estuvieron concentrados desde la semana pasada para recibir a Lanús. Por ejemplo el Burrito Ortega se fue con cara de pocos amigos junto a su coterráneo José Luis Almaraz y Mario Jardel en el auto del colombiano Martín Echeverría. Julián Maidana y Rubén Capria, dos de los que siempre sacan la cara en cualquier circunstancia, se excusaron porque los estaban esperando sus esposas, y los más jóvenes directamente no amainaron su marcha y se subieron a la combis que los depositó en sus casas.

Además del Colorado, el otro que se hizo de un tiempito para dialogar, aunque sea off de record con los periodistas presentes, fue Sebastián Domínguez. Al Negro ya se le había pasado la calentura del domingo porque un plateísta le arrojó una botella de plástico con agua cuando enfilaba rumbo al túnel. Si bien el capitán leproso no minimizó el tema, prefirió direccionar su discurso en este inestable momento que fastidia al equipo. En referencia a eso apenas se le escuchó decir: "No estamos de la mejor manera, pero tampoco es para dramatizar. Dejamos pasar una chance, aunque todavía estamos a un punto", dijo el Negro.

En una sintonía parecida, el aporte dialéctico de Ré también buscó desdramatizar la cuestión: "Todavía estamos ahí arriba, a solo un punto".

De la boca para afuera nadie admite nada. Pero en el entrenamiento de ayer se palpó nítidamente que un halo de preocupación sobrevuela en el grupo. De no ser así, la mejor manera de aclararlo es exteriorizando sus sensaciones y no ocultándolas como hicieron ayer.
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El Tolo Gallego ayer no abrió la boca.

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