Rosario desconocida: Presencias españolas

José Mario Bonacci (*)

En esta ciudad tan italiana la presencia de España en sus pobladores, tradiciones y expresiones propias es sumamente importante. Se da por descontada e imprescindible por sus innegables valores la obra de conjunto que brindó al patrimonio local la presencia de Francisco Roca y Simó. La zona céntrica se ennoblece con obras de arte citadas a menudo en esta serie, como lo son el Club Español, el Palacio Cabanellas, la panadería y confitería La Europea, la Asociación Española de Socorros Mutuos, el edificio Remonda Monserrat y el ex banco (cuyo nombre se desconoce), luego Banco de Santander y actualmente sede de una agencia de viajes, de cuya obra ha quedado conservada sólo la fachada general con algunos cambios.

En estas seis magníficas presencias urbanas queda plasmado con sabiduría y contundencia mucho de un espíritu modernista catalán del mejor cuño. Insertada en el especial clima creado por el III Congreso Internacional de la Lengua Española con sede en Rosario, la ciudad respira por estos días aires de España a través de toda la programación y preparación del importante encuentro, lo que invita a indagar otras marcas dejadas por el espíritu español en el campo de los testimonios humanos.

Algunos ejemplos de notable valor urbano engalanan nuestras calles y dejan oír el canto de su materialidad como testimonios de otras épocas insertados en el devenir de la ciudad. Dentro del valioso yacimiento con que la ciudad cuenta en este campo, son de especial interés algunas residencias privadas que nacieron alimentadas por la iconografía y la materialidad de sus cuerpos.

El "grifo" es una presencia mitológica que viene desde lo más lejano de la historia. Alimentó con su presencia necesidades simbólicas ya desde los tiempos de griegos y romanos. Su realidad física transmite el mensaje de un guardián con cabeza, alas y garras de águila, plasmado con cuerpo de león. Se decía en la antigüedad que un grifo era "mayor que ocho leones juntos y más fuerte que cien águilas" y era considerado un símbolo sagrado de la vigilancia, venganza y sabiduría. Esta presencia volumétrica es parte casi imprescindible de muchas expresiones españolas en la arquitectura local.


Hierro forjado
Comenzando con algunos ejemplos, merece destacarse la vivienda de Italia 845/47/49, debida al arquitecto J. Lainez. Con tres entradas que satisfacen necesidades en planta baja, primer piso y zona interna del predio, cobija tres viviendas enmarcadas en una fachada única de gran potencia totalizadora que alberga gran parte de la iconografía de "lo español".

Magníficas rejas en hierro de elevada artesanía, cuatro círculos que a su vez contienen una volumetría fuerte y destacada de cuatro rostros de caballeros encasquetados en sus yelmos de lucha. Un portal central hermana a los tres ingresos privados y centra en su eje un escudo nobiliario flanqueado por dos grifos en alto relieve. Esta heráldica se reproduce con idénticos escudos en bronce y contenidos en cada una de las puertas dobles, sumando entonces seis piezas de alto valor artesanal. La terraza superior soluciona su límite con la línea municipal mediante una baranda magnífica, modulada por el ritmo de pares de grifos enfrentados en un número de catorce en total.

A poca distancia, en la esquina (noroeste) de Córdoba y Balcarce, Delorenzi, Otaola y Roca plasmaron un edificio en altura próximo al lenguaje racionalista que exhibe fajas decorativas en toda su altura, en balcones y su fuerte remate superior, elementos propios de "lo español", logrando sin embargo una potente síntesis de un aparente eclecticismo, especialmente valorable en el gran portal de ingreso de planta baja.

En Rioja 2145/53 Alejandro Chaves Goyenechea levantó su residencia privada con tres pisos originales, destacando en planta baja las rejas artesanales de puro cuño español orladas por grifos y demonios labrados en metal. En el primer piso cuatro rostros que se asoman con aires de nobleza y también acompañados por grifos que rematan en el piso superior con una magnífica logia con balaustrada y arcos de medio punto.

En el interior se destacan la escalera principal en mármol y su baranda, más vitraux que acompañan el ascenso. Actualmente funciona allí el Sindicato de Obras Sanitarias y la parte posterior de la casa ha sido reemplazada por una estructura moderna adaptada al uso de oficinas, que no obstante respeta con responsabilidad la parte delantera de la obra con su valor testimonial sobre el estilo español.


Mirador en la esquina
Otro ejemplo mayor lo constituye lo que fue la residencia particular de Juan Durand, arquitecto padre del Palacio Fuentes, ubicada en Santa Fe y Dorrego (noreste). Es fundamentalmente valiosa toda su fachada por ambas arterias, con especial integración al ambiente urbano y de plaza San Martín.

Exenta de heráldica, posee rejas, ventanas y complementos de gran valor expresivo dentro del estilo, destacando en especial su monumental ingreso por Santa Fe 1890/94 y el remate en esquina con mirador cerrado, integrado visualmente a la diagonal de la plaza que enlaza el monumento al general San Martín y al futuro Museo de la Memoria, en Córdoba y Moreno.

Pero no todo termina con estas presencias. La ciudad, eterna gestora de sorpresas cobija aún más testimonios notables que acercan al ciudadano y a la piedra para alimentar encuentros que tienen que ver con el sentimiento de pertenencia entrañable a este lugar en el mundo.

Eterna confabuladora para sorprender sin frenos, la ciudad se prepara a mostrar otras presencias urbanas y corpóreas alimentadas por el latido de lo español, gestando un sólo entendimiento entre el idioma de la piedra y la música de las palabras que ejecutamos todos los días en el maravilloso acto de la comunicación.

(*) Arquitecto

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