 | lunes, 01 de noviembre de 2004 | La 12ª edición de los premios Magazine estuvo cargada de glamour Una distinción con aire de despedida Carlos Bermejo expresó públicamente que podía ser la última entrega en una noche con muchas estrellas Pedro Squillaci / La Capital Carlos lo hizo. Y no se trata de un eslogan político. Carlos Bermejo cristalizó por 12 años consecutivos la entrega de los premios Magazine en Rosario, en una noche que tuvo figuras destacadas, sorpresas, quejas ("los que no vinieron se lo perdieron") y un aire de despedida ("cruzemos los dedos para volverlo a hacer"). Ana María Campoy, con bastón y presión alta, recibió el Magazine de Oro en el momento más emotivo de la velada. Como cada año, el que acaparó los mayores elogios fue Bermejo, el factótum de unas distinciones que son tan queridas como criticadas, pero que a nadie les pasan desapercibidas.
Un remise se detiene en la puerta del Broadway. Son las 20.30, y mientras algunos estaban pegados al partido de Central por la radio, otros hacían guardia en el teatro de calle San Lorenzo para ver de cerca a las estrellas. Y por ahí pasa la esencia de los Magazine. Ese encuentro de segundos, de miradas que se cruzan, de autógrafos o fotos junto a los famosos. A las figuras del momento o las que brillaron en otros tiempos con más esplendor. Todo vale. Por eso los aplausos a Erika Wallner y Graciela Borges, y también a Lola Berthet, Eugenia Tobal y Carina Zampini. Es el tiempo de los artistas, es el tiempo de la gente, que los reconoce y los admira.
La fiesta gozó de todos los condimentos de este tipo de encuentros. Desde la mirada impiadosa a las pilchas de los invitados (ver aparte) hasta la bronca de Bermejo por las dificultades en trasladar a los actores porteños. Tampoco faltó la osadía de María Concepción César, que cantó "Naranjo en flor" y mostró las piernas como si nada, y la sensibilidad de Pepe Soriano, con un look Roberto Galán, que se animó a un poema de Ernesto Cardenal con la cita "Las cosas son importantes pero más son las personas".
"Esto no es el Oscar" dijo Bermejo en un corte, mientras se disculpaba ante los presentes porque se le habían desordenado los papeles. Y Raúl Rizzo, con su hija dormida en brazos, vomitó: "Los Oscar son muy lujosos porque nos han sacado millones de litros de sangre al resto del planeta". Aplausos de todos menos de una. Era la rosarina Sandra Vidal, que un rato antes había subido al escenario a recibir flores por su paso "exitoso" por Nueva York al participar en una película con Van Damme y otras de la industria norteamericana.
Eugenia Tobal no pudo contener las lágrimas al recibir el primer premio de su vida y por contar con la sorpresiva presencia de sus padres en la sala. Dos de "Los Roldán" dijeron presente: Andrea Bonelli -una de las sorpresas de la noche- quien nunca había sido premiada, y Lola Berthet, que dedicó la distinción a sus abuelos "que están en el cielo".
Entre los créditos locales hubo tela para cortar. El jefe de Policiales de La Capital, Hernán Lascano, se manifestó por la libertad de expresión; Chiqui González y Dante Taparelli apostaron por una ciudad en crecimiento; Alberto Furfari reveló estar pasando por uno de los momentos más difíciles de su vida, y Tito y Pelusa, vestidos de payasos, agradecieron una y otra vez a los directivos de Canal 3 por los 20 años de permanencia en el aire.
El premio mayor no esperó al final. Promediando la velada, se preparó un trono para la Campoy, por lejos, la más ovacionada de la noche. La carismática actriz, quien no perdió el humor pese a que está entre algodones, pidió aplausos y hasta hizo un chivo de su próxima obra. El cierre fue con todos arriba del escenario y el Magazine en alto. Bermejo amagó con que pudo ser la última vez y se despidió a corazón abierto. Pero, casi sin querer, disparó un "hasta el año que viene". Como sea, el Magazine seguirá brillando. Tan fuerte como las estrellas. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Bermejo le entrega el Magazine de Oro a Ana María Campoy. | | |