 | lunes, 11 de octubre de 2004 | El fútbol argentino presenta cada vez jugadores mayores de 30 años en sus planteles La sangría de jóvenes valores y las presiones por obtener resultados son algunas de las causas de este cuadro de situación Alejandro Cachari / La Capital Cuenta la leyenda futbolera, que a veces suele darse de narices con la realidad, que los partidos se ganan con chicos, pero los campeonatos se consiguen con los grandes.
Esta sentencia casi corporativa quedó en desuso en su más pura esencia, pero renació en los últimos tiempos por imperio de las necesidades, o vaya a saber qué cuestiones, que hoy muestran a la mayoría de los clubes de primera división con una gran cantidad de futbolistas que superan los 30 años (ver infografía).
Aquello de ganar torneos con los "viejitos" tiene varios ejemplos que lo ponen en duda, pero ahora la cuestión pasa por la imperiosa necesidad de tener contratos más compatibles con la realidad del país. Y con una regla de la física: "Todo lo que sube, baja".
La sangría que sufrió el fútbol argentino se lleva gran parte de la explicación. Si se repasan los planteles se podrá comprobar que no existe, casi, una generación intermedia entre los jóvenes y los mayores. Salvo escasísimas excepciones esa es la principal descompensación que sufren los planteles de este lado del mundo.
Y la presión. La desesperante necesidad de obtener resultados que requiere de espaldas muy anchas para soportar los embates de todas y cada una de las fechas de los torneos.
En River se la dan a Gallardo, aunque tenga sólo 28, en Boca miran para ver dónde están Palermo o Cagna, en Independiente confían en la sapiencia del Mono Navarro Montoya, San Lorenzo crece desde la capacidad táctica de Michelini y el temperamento de Paredes, Central sufre cuando no lo tiene a Carbonari más allá de que Petaco hasta haya puesto en duda su continuidad en el fútbol profesional hace muy poco tiempo y Newell's descansa en la personalidad de Maidana o la jerarquía de Ortega. Por qué no en la parsimonia de Capria para algunos momentos. Como se podrá comprobar, ninguno de los tres está emparentado ni aunque sea un poquito con la historia rojinegra, pero no es eso lo que aquí se trata.
Es la suma de todos los factores la que hoy genera un cuadro de situación que se profundiza temporada a temporada.
Europa ya no es el paraíso, los clubes del Viejo Continente ya no toleran demasiado las tradicionales "saudades argentinas" (y si no que le pregunten a Ortega), los clubes de aquí tercerizan a sus chicos ante la primera oportunidad y así unos cuantos ejemplos más que podrían explicar cómo aquella inmigración va mutando por el regreso sistemático de quienes se fueron a hacer la Europa y aunque lo hayan conseguido deciden regresar a sus inicios.
También existen preguntas retóricas. ¿Será cada vez más exigente el fútbol internacional? ¿Habrá empeorado la calidad del fútbol argentino? ¿Por qué la selección va camino a transformarse en la antítesis de lo que sucede en el fútbol local?
¿Se habrá modificado el escenario y ahora los viejitos no lo son tanto y los chicos llegan con menores atributos que antes?
La realidad indica, salvo Racing que no tiene en el plantel un solo jugador de 30 años o más, que los entrenadores se recuestan cada vez más en los futbolistas de experiencia.
Es que son de carne y hueso, como los futbolistas. Y ellos también están condicionados. Y ellos, como los dirigentes, buscan colchoncitos, por mínimos que sean, para que su cargo no empiece a tambalear ante la primera contingencia. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Enzo Noce (35). | | |