El enigma de Sarmiento

No hay documentos donde se revele que Sarmiento -quien carecía de fuerza propia y de popularidad siendo embajador en Washington- fuese propuesto como presidente. Hay indicios que atribuyen esa decisión a las logias del Gran Oriente y su proyecto de dominación mundial. Su elección se celebró en el templo masónico de calle Cangallo, a la que asistió Mitre. "¿Qué es Sarmiento? -dijo Mitre en su discurso-, un pobre hombre como yo, un instrumento como éste (señalando el compás)", signo de la masonería, digamos en términos generales que de la civilización, con todas las implicancias de sometimiento a Europa y sus directivas. Es notable cómo la falacia liberal le ha atribuido a Sarmiento méritos que nunca tuvo. En una carta a Mrs. Mann -una de las maestras protestantes que estuvo en Argentina-, fechada en 1865, Sarmiento le confesó que nunca había creado escuelas. Su obra, que fue continuidad de la de Mitre, dio preferencia al extranjero sobre el criollo y su proyecto de país fue una mera exageración de la ideología de un grupo. La misma era que había que importar instituciones y hombres a fines de anular lo nacional sobre lo extranjero, creando un país de cara a la dependencia. Sarmiento, que estaba encandilado por el impresionante desarrollo de EEUU, pretendía aplicar aquí recetas aprendidas haciendo exactamente lo contrario de lo que hacían los yanquis cuya fuerza se cifraba en la fidelidad a sus patriotas, al ser nacional, a su tradición, a su bandera y a la promulgación de una ley de aduanas para proteger a sus industrias. El progreso moderno se impuso en Argentina bajo el signo de la desintegración nacional y la entrega. Sarmiento fue uno de sus artífices.

Ricardo Carreño, DNI 4.283.845