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 domingo, 29 de agosto de 2004

Félix Luna: "La historia es para la gente común"
Destacó el interés vital que asume el conocimiento sobre los hechos del pasado

Para el historiador Félix Luna el conocimiento de los hechos del pasado responde a un interés vital. "La gente quiere conocer la historia para saber dónde está parado el país. Y dónde está parada ella misma, porque la historia nos permite conocer nuestras raíces, los límites de nuestra identidad, saber, en fin, por qué somos como somos", dijo.

El director de la revista Todo es Historia y autor de títulos como "El 45" y "Soy Roca" estuvo en Rosario el martes y miércoles pasado, invitado a dictar conferencias en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia y el Centro Cultural de la Universidad Católica.

Para Luna, la clave del trabajo del historiador consiste en el recorte que hace sobre los datos con que trabaja. "Según la imparcialidad y honestidad que ponga en la selección saldrá su producto. Para eso, evidentemente, no hay una regla única. Es la intuición del historiador, su oficio y sobre todo, su honradez: no se trata de quedarse con ninguna carta en la manga ni de seleccionar los hechos que puedan convenir a una posición política o ideológica sino de dar los elementos de juicio para que el que siga su discurso pueda optar por la que le parezca".

Al recordar sus primeras obras -"Yrigoyen" (1954) y "Alvear" (1958)- Luna sostuvo que "no son libros de historia sino de militancia política, ahí no hay imparcialidad sino un gran apasionamiento, sobre todo en el libro sobre Yrigoyen".

"Esto se explica por las circunstancias en que fue escrito, entre 1952 y 1954 -agregó-. En la época de Perón yo quería demostrar que si un líder, un caudillo popular, quería hacer una transformación en el país no necesitaba sofocar las libertades públicas ni reprimir a los opositores, podía respetar las instituciones y sin embargo cumplir en la medida de lo posible la misión que se había propuesto".

Después, "me di cuenta que la dignidad de la historia impide que uno pueda ponerla al servicio de una causa política. Mi libro siguiente fue «Los caudillos» (1966) y después salió «El 45» (1968). Ahí creo haber cumplido el deber de honradez del historiador".

En marzo de 1967 apareció el primer número de Todo es Historia, revista que Luna continúa dirigiendo. "La veo mejor que nunca en cuanto a contenidos y presentación. Puedo decirlo porque ya no se debe a mí mismo sino a mi hija Felicitas. Hemos tocado temas que se pusieron de moda después, como la historia de las mujeres o la de la vida cotidiana", comentó.

"Quiero transmitir vivencias, las sustancias vivas de los procesos", anotó Luna a propósito de su trilogía "Perón y su tiempo" (1984-1986). Ese propósito suministra una clave de la repercusión de sus obras. "La historia es para el lector, sino no sirve para nada. Si la historia es para que la evalúen cinco o seis personas, ¿qué sentido tiene, a quién beneficia? En cambio, la historia puesta al alcance de la gente común hace que la gente conozca sus raíces y su identidad, algo importante en un país como el nuestro, que todavía no ha fraguado".

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Luna: la historia con intuición y oficio.

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