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 domingo, 22 de agosto de 2004

Toreo de la vincha en Jujuy
Casabindo celebró la Asunción de la Virgen María con una tradición española

Alba Silva

Casabindo, primer pueblo del Camino del Inca, celebró la Asunción de la Virgen María con El Toreo de la Vincha, una de las fiestas religiosas más tradicionales. Los viajeros llegaron a la fiesta patronal que se desarrolló el domingo pasado, cerca de La Quiaca, con la expectactiva de asistir a un acto de coraje: un hombre enfrentando a un toro sólo para quitarle una vincha con monedas de plata que lleva entre sus astas y entregársela como ofrenda a la virgen.

Entre 3.500 y 4.000 visitantes arribaron a ese pueblito puneño mientras los collas lo hicieron en los últimos días y en procesión, cargando desde sus propios lugares imágenes de la virgen. El primer premio se lo llevó el torero Lorenzo Velazco, quien sufrió heridas en su enfrentamiento con el toro Negro Huarincola, que lo levantó de una cornada.

Casabindo es el primer asentamiento hispánico subsistente en el país: nació en 1535 y aunque no cuenta con referencias históricas la tradición indica que el "toreo de la vincha" es una herencia española.

Previo al toreo se realizó la misa en honor a la virgen donde los "samilantes" abren la procesión tras la misa vestidos con plumas de "suri" (ñandú), danzando al son del erke y con cascabeles en las piernas para pedir lluvia durante este mes.

También aparecen las "cuarteadoras", mujeres que llevan cuartos de cabritos u ovejas a modo de agradecimiento por la comida que cada año reciben.

¿Hay alguna línea que divida lo católico de lo originario? No se sabe. Sólo se puede apreciar el profundo sentimiento y veneración por la Virgen María expresado en un impresionante acto de coraje como el que exponen los toreros frente a los bovinos.

Pero es posible que en el futuro los samilantes, cuarteras, toritos y caballitos (promesantes que portan una máscara equina y encabezan la procesión) deban reunir también mucho coraje para que las miradas de algunos visitantes que observan la ceremonia como algo exótico no los hagan avergonzar por la tradición. No obstante, la fe absoluta de los collas mantendrá viva esta tradición religiosa que se repite año tras año.

Durante la celebración ingresaron a la zona más de 500 vehículos de turistas que se sumaron a los colectivos locales que iban y venían para dejar pasajeros a 3.377 metros sobre el nivel del mar, donde se encuentra Casabindo, en plena puna jujeña, muy cerca de La Quiaca.

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En Casabindo los hombres enfrentan al toro para quitarle una vincha con monedas de plata que llevan en las aastas.

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