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 domingo, 22 de agosto de 2004

Lecturas. Estudio sobre la revista "Orígenes"
Cartografía de un universo cultural

Rubén A. Chababo

¿Cómo narrar la génesis y consolidación de un universo cultural? ¿Cómo describir las formas y las estrategias puestas en juego por sus constructores? ¿Cómo señalar las marcas de originalidad y singularidad que esa construcción posee cuando se la observa en relación a otras, ya cercanas o lejanas a su lugar de génesis? Adriana Kanzepolsky se ha propuesto responder a estas preguntas tomando como objeto de estudio la habanera revista Orígenes (1944-1956), uno de los proyectos estéticos más valiosos que ha logrado dar América latina en el siglo pasado.

Se trata de un estudio minucioso y preciso en su afán por definir la trama que fue conformando esta revista dirigida por José Lezama Lima a lo largo de sus doce años de existencia. Un estudio que ha preferido poner su mayor atención en la presencia de lo extranjero, de lo otro, en el corazón de esta publicación de raigambre fuertemente americana.

Cuatro son los universos investigados en este valioso ensayo: el español, el hispanoamericano, el norteamericano y el europeo. Cada uno de ellos visto o leído como poderosos vasos comunicantes o vías regias que la publicación fue definiendo y a través de los cuales nutrió cada una de sus entregas. Adriana Kanzepolsky ha logrado observar con inteligencia cómo fueron construidos esos nexos, de qué manera fueron integrándose escritores y obras y de qué modo a su vez esas incorporaciones o diálogos interculturales definieron un lugar de la revista en el contexto de las publicaciones de la época.

"Uno de mis objetivos -señala la autora- es investigar en qué consiste, o en qué consistía en la década del 40, presentarse como una revista universalista en América latina". Esa universalidad, esa búsqueda de pertenencia al cosmos integral de la cultura de Occidente implicó para Orígenes sostener una coherencia de elección y selección de autores y obras que el ensayo logra presentar de manera precisa. Para responder a esa pregunta se interrogan, entre otros, los vínculos con Sur y otras revistas de la época, también y lógicamente, las vertientes poéticas que devienen de la tradición francesa e inglesa a través de las traducciones que Orígenes fue incorporando. Como bien estudia la autora, ninguna de estas presencias es azarosa o casual sino por el contrario justificada y razonadamente elegida en función no sólo de las afinidades electivas de Lezama sino también en estrecha vinculación con la idea de cultura que los origenistas lograron consolidar a través de su proyecto.

Leyendo a María Zambrano que descubre la Cuba secreta, a Juan Ramón Jiménez que dialoga y permite enunciar la fulguración del concepto de insularidad en su paso por La Habana cuando el poeta español llega como consecuencia de su exilio de 1936, penetrando en los cruces epistolares entre Lezama y Rodríguez Feo que viaja por el mundo en busca de colaboraciones, o estudiando los invalorables aportes que Virgilio Piñera logra acercar a la publicación gracias a su prolongada estancia en Buenos Aires, el ensayo presenta a los ojos del lector el complejo y minucioso mecanismo de apropiación y diálogo cultural que Orígenes logró diseñar.

Ubicada en una de las periferias de Occidente, lejos de los centros de legitimación y de producción fuerte de cultura letrada, situada en una realidad histórica y política nacional no precisamente afín a sus intereses y postulados, el ensayo revela la audacia y coherencia de una empresa que adquiere dimensiones agigantadas cuando se la observa en la perspectiva que prodigan los años. Acaso ese rasgo periférico, ese afuera del núcleo gravitante de los centros de producción cultural haya sido, siguiendo el empeño lezamiano, la adversidad que sirvió de estímulo para el éxito de la empresa.

Como bien señala la autora, Orígenes tuvo como misión ser una fuerza histórica, construir una tradición por futuridad, erigirse en alternativa frente a la vida de una República corrupta y gobernar secretamente la ciudad. Cada una de estas tareas dialoga con los procesos -nunca azarosos- de incorporación y selección de autores extranjeros traídos hasta el territorio origenista, a la vez que cada una de esas incorporaciones puede ser leída como clave de aquello que los origenistas pensaban en torno a los conceptos de cultura, nación y literatura

Así, "Un dibujo del mundo: extranjeros en Orígenes" logra presentar una precisa cartografía del complejo universo de relaciones diseñado por la revista, brindando al lector especializado un estudio que sin lugar a dudas habrá de constituirse en referencia insoslayable para los apasionados seguidores de la empresa origenista.

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