Año CXXXVII Nº 48487
La Ciudad
Política
El Mundo
Información Gral
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Salud 18/08
Autos 18/08


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 22 de agosto de 2004

¿Te acordás, hermano?... de los cracks auriazules y rojinegros
Desde 1905 el clásico atesora páginas de gloria, recuerdos y anécdotas de grandes jugadores

Javier Parenti / La Capital

Imposible elegir a uno. Todos son parte de esta historia clásica. Desde aquel primer partido, allá por 1905, hasta el último. Cualquiera de ellos podría contar innumerables anécdotas, desempolvar los recuerdos y editar sus memorias. Auriazules y rojinegros colaboraron para que Rosario pueda vivir hoy su gran juego y mostrarlo al mundo, porque en cualquier rincón se sabe lo que es un Central-Newell's.

Se sucedieron partidos imborrables, pero hasta el más pálido 0 a 0 tuvo su sabor. No habrá nadie que no retenga en su memoria alguna jugada, un caño, un pase medido, un pelotazo en el palo y hasta un penal grande como una casa sin sancionar.

Todo es historia. Linda y gloriosa del fútbol rosarino. Desde el inicio organizado de 1905, del profesionalismo local en el 31, del primer clásico por los torneos de AFA, de los amistosos.

Y pasaron jugadores. Grandes futbolistas, pibes que tuvieron su gran día y otros que sólo jugaron un minuto o sólo estuvieron entre los suplentes.

Claro, en el recuerdo sólo brillan los grandes. Y hubo en cantidad. Eso sí, como esta página de la historia está dedicada para los que ya peinan canas, y en general muchas, basta echarle un vistazo a los protagonistas de los primeros 50 años.

Así empiezan a desfilar el rojinegro Faustino González, por ser el autor del primer gol de esta historia, junto a sus hermanos Manuel Lito González y Caraciolo González, y el internacional José Pinoto Viale, como así también Armando Ginocchio, Víctor Heitz y el arquero Stanley Mac Master. En la vereda de enfrente entonces se pararon el primer criollo de selección Zenón Díaz y Daniel Green, el primer goleador auriazul.

En 1907 apareció con la camiseta de Central un delantero que hizo historia: Harry Hayes, a quien sucedieron en cinco años futbolistas de la talla de A. Vázquez, Tito Corti, Juan Díaz, Juan Sánchez y el arquero Serapio Acosta. Y en 1914 surgieron Ennis Hayes y Antonio Blanco.

Los clásicos empezaron a ganar protagonismo en la ciudad y en los diarios. Entonces, La Capital empezó a marcar en sus páginas las habilidades de los viejos muchachos de Newell, que se lucieron entre 1917 y 1920. Ellos fueron los hermanos Adolfo y Ernesto Celli, Atilio Badalini, Victorino Revilla, Filedolfo Salcedo, Chabrolín, el arquero Bernardino Nuin (un precursor en patear penales), los hermanos Humberto y Julio Libonatti, quien fue el primer argentino en ser transferido al fútbol europeo, precisamente a Italia.

Otra figura fue Juan Francia, el Mono, quien arrancó en Newell's pero supo defender con el mismo honor la camiseta de Central, algo que por estos días parece imposible. Y con esa camiseta a rayas azul y amarilla también surgieron como grandes Florencio Sarasivar, Jacinto Perazzo, el Petiso Antonio Miguel (otro que también jugó en Newell's) y el gran arquero Octavio Díaz.

Desde 1925 comenzó a hablarse de Luis Indaco, De Cicco, Juan González, Teófilo Juárez, Gerardo Rivas y los hermanos santiagueños Nazareno y Ramón Luna, todos en Central. Pero como para demostrar que se podía ser de la familia y defender distintos colores a la vez, Segundo Luna lo hizo con la roja y negra, tal como el goleador Vicente Aguirre, Manuel Morosano, Fermín Lecea, Julián Vieyra Sosa, Cataldo Spitale y el Oso Gerónimo Díaz defendiendo el arco.

El comienzo del profesionalismo llegó a Buenos Aires en 1931 y a los pocos días a Rosario. Entonces fue el tiempo de Ildefonso Bureu, Ignacio González, Alfredo Díaz, los hermanos Ezequiel y Oscar Tarrío, Dante Bianchi, Eduardo Gómez, Gabino Ballesteros y José Próspero Fabrini con los colores de Newell's. Como así los centralistas disfrutaron del juego de Pascual Molinas, Arturo Podestá, Ignacio y Oscar Díaz, Aníbal Maffei y aquella recordada delantera de cinco hombres que se conocían de memoria: Juan Cagnotti, Julio Gómez, Sebastián Guzmán, Cayetano Potro y el Chueco Enrique García.

Por entonces asomaban en primera los goles de Harry Hayes hijo, quien junto al gran Alfredo Fogel llegó al fútbol de AFA, cuando 1939 se llevó lo mejor de Central y Newell's.

Entonces fue tiempo del Torito Waldino Aguirre, Rubén Bravo, Ricardo Yebra, Rodolfo De Zorzi, José Casalini y Constancio Claro Rivero en Central, y el de Angel Perucca, Mario Morosano, Juan Silvano Ferreyra, José Canteli, René Pontoni, el arquero cantor Julio Elías Musimessi y los Juan Carlos, Colman y Sobrero, en el Parque.

Y en el cierre de la década del 40 nos dejaron su sello Alejandro Mur, Juan Eduardo Hohberg y el Negro Gauna, en Arroyito. Lo mismo que hicieron Juan Armando Benavídez y la recordada línea media compuesta por Francisco Lombardo, Ubaldo Faina y Roberto Puisegur con los colores rojinegros.

Diferencias de colores al margen, hoy todos forman parte de la gran selección rosarina. Son nuestros, son de acá y merecen el reconocimiento de todos. Sin dudas se lo ganaron.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
José Próspero Fabrini, uno de los cracks que lucieron la camiseta rojinegra.


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados