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 domingo, 22 de agosto de 2004

Editorial:
Perros peligrosos: nuevo ataque

Se hace difícil, a esta altura, evitar el escepticismo en relación con la real intención de solucionar un problema preocupante, que afecta de modo directo a la gente. El violento ataque protagonizado por un peligroso perro, esta vez de la raza rottweiler y en la vecina Villa Gobernador Gálvez, se constituyó anteayer en el nuevo eslabón de una cadena que se alarga semana a semana, mes tras mes y año a año sin que nadie haya hecho, hasta el presente, absolutamente nada con el fin de romperla.

Resulta indudable que la reacción ante las reiteradas agresiones con auténtico riesgo para la vida de las personas ha sido leve en relación con aquello que deben enfrentar.

En el caso de la antevíspera, un feroz rottweiler se escapó en un descuido de sus dueños de la vivienda que al parecer custodiaba y se abalanzó sobre una joven madre y su bebé, mordiéndolos con saña e hiriendo al niño en la cabeza, rostro y piernas, y a la mujer en el brazo.

Pero lo más adecuado es apelar a la crónica publicada en este diario para describir el suceso: "Cuando vi que un auto entraba a la cochera y que el portón estaba abierto pensé en el perro. Instintivamente atiné a alzar al nene a tiempo que el animal se abalanzaba sobre nosotros. Cuando lo levanté, saltó y alcanzó a morderlo en la cabeza. Me puse contra la reja y sostuve a mi hijo lo más alto que pude, por lo que el perro siguió mordiéndole los pies", contó la mujer.

La lectura del fragmento espeluzna. El chico debió recibir cinco puntos de sutura en la cabeza, dos sobre el arco superciliar derecho y uno en el tabique nasal. También fue curado en tobillos y empeines, donde el perro clavó los colmillos en su afán de arrebatarlo de los brazos de la valiente mamá, cuya frase final fue contundente: "Si me lo agarra solo, me lo mata".

Sin embargo, el propietario del animal definió el ataque como un "accidente" y conjeturó que podría haberse producido luego de que el niño pasara ante su casa caminando en compañía de un perro que mordió al rottweiler cuando éste era cachorro y que "cada vez que pasa suele orinar por todos lados". Pero entre la potencial causa de la reacción del can y la ferocidad de ésta existe una desproporción evidente. El veterinario que atiende al rottweiler también relativizó el suceso: el perro agresor "es un buen animal que nunca presentó síntomas de agresividad", opinó. Yresulta complejo adherir a ese diagnóstico.

El mismo profesional comentó luego que "todos los perros tienen la misma capacidad de morder, pero en este caso por el físico excepcional que tiene el animal produce daños mayores".

Un término de la frase resulta engañoso: tal vez todos los canes posean la misma "capacidad" de morder, pero sin dudas existen razas mucho más agresivas que otras. Y también, claro, con mayor porte físico y características que las tornan aptas para una función determinada. Dogo argentino, rottweiler, pittbull y fila brasileño son ejemplos adecuados de lo antedicho y por esa razón proliferan en los últimos tiempos, dado que la gente los utiliza para proteger propiedades y bienes. Poco tiempo atrás, en esta ciudad, un hombre fue víctima de la furia de dos canes de la última raza mencionada mientras paseaba a su perro, mucho más pequeño. La gran pregunta es: ¿hasta cuándo se seguirá permitiendo la tenencia de animales tan peligrosos dentro del ámbito urbano? ¿Habrá que esperar, como tantas otras veces ha ocurrido en la Argentina, que se produzca un desenlace fatal para que la sociedad finalmente reaccione?

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