Hierbas aromáticas: jardín apetitoso

Irene Torga de Vallejo

Las hierbas aromáticas, que se utilizan para saborizar comidas, se pueden desarrollar en macetas o en canteros tanto en jardines como en balcones y patios.

Se aconseja regar por las mañanas para que se evapore el excedente en el día. Para las aromáticas de tallo leñoso como cedrón, estragón, laurel, salvia, tomillo, orégano y romero hay que esperar que la tierra se seque, y recién cuando está crujiente regarlas. Las carnosas: menta, ciboulette, albahaca y rúcula prefieren estar bien hidratadas en tierra húmeda.

Aunque parezca increíble, crecen bien en interiores y exteriores. Pero como a todas les gusta el sol, las cultivadas adentro necesitan estar cerca de ventanas, rotándolas frecuentemente. Recién en primavera se pueden sembrar las semillas: se distribuye cada especie en jardineras a una distancia aproximadamente de veinte centímetros entre cada una. Otra opción es apelar a los plantines que se plantan en tierra o en maceta en cualquier época del año.

Para separarlas en matas conviene hacerlo en invierno cuando las plantas están en reposo, y las raíces no corren riesgo de dañarse o secarse al tomar contacto con el aire.


Cómo combatir las plagas
Hay dos productos muy buenos especialmente para las aromáticas cultivadas en macetas. La verniculita expandida: una piedra volcánica que al mezclarla con la tierra va liberando sólo la humedad que la planta necesita. También los abonos orgánicos que les aportan vigor.

Por lo general, están naturalmente protegidas de las plagas por su aroma fuerte que las repele. Si son atacadas por hongos por exceso de humedad, se pueden eliminar con una buena poda y con pesticidas de venta libre.

Para guardarlas por un par de días, poner en un bols con agua en la heladera y cortar los tallos periódicamente. Otra opción es colocarlas en bolsitas microperforadas (en venta en supermercados) o secar en microondas. Otra solución práctica es ubicar hierbas picaditas en cubeteras con caldo y usarlas para condimentar.

A pesar de lo que muchas veces se cree, la mayoría de las especies soportan bien los cuatro climas y se pueden aprovechar durante todo el año. Sólo la albahaca necesita ser protegida en el interior durante el invierno. El cebollín se marchita cuando hace frío, pero en verano desarrolla cabecitas redondas de flores rosas (es un exquisito condimento para ensaladas).


Usos menos convencionales
Las plantas aromáticas tienen muchos usos. Desde el más convencional como sazonadoras, hasta la faceta oculta como limpiadoras del cutis. Por las amplias posibilidades que ofrecen, lo ideal es tener una gran variedad y no circunscribir su utilidad.

Aunque supuestamente el tomillo, romero, orégano y mejorana son hierbas para guisos y carnes, no hay nada más rico que un tomate partido al medio con hojitas de tomillo, aceite de oliva y sal, o unas verduras asadas con hojitas de romero.

También se puede aromatizar un vinagre barato, una manteca o una mayonesa con cualquier hierba, agregar a las compotas ramitas de cedrón o menta, o hacer un té con hojitas de melisa o menta fresca.

Para el momento de la poda lo más aconsejable es aplicar el sentido común: a medida que se las ve nos damos cuenta si necesitan recorte. A las que crecen en matas como el tomillo o el ciboulette conviene podarlas por tercios. La menta, en cambio, pide un corte casi al ras al promediar el verano.

Aunque todas pueden vivir en un mismo cantero y en dulce montón, la realidad es que algunas se llevan mejor que otras. Las invasoras como menta o tomillo conviene dejarlas solas en una maceta, y combinar el resto en jardineras, de acuerdo a sus necesidades de agua.