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 lunes, 16 de agosto de 2004

Juegos Olímpicos: el básquet festejó con la chicharra

Apenas quedan 2 décimas. Nada. Y la pelota naranja se despidió de la mano de Emanuel Ginóbili quien, cayéndose por una falta de su rival, empujó a la redonda. Empujó la última chance del partido.

Y la pelota no se hizo rogar. Entró y decretó una sufrida victoria de la Argentina ante Serbia y Montenegro, el equipo que le ganara la final del Mundial de Indianápolis a los dirigidos por Rubén Magnano hace dos años, por 83 a 82 en su presentación en los Juegos Olímpicos.

El triunfo del equipo de Magnano tuvo varios matices. Una primera mitad de la Argentina espectacular donde llegó a estar 14 puntos arriba. Pero un cierre muy impreciso. Complicado. Donde toda la solidez del comienzo se había deshecho.

Ginóbili fue la gran figura de la cancha marcando 27 puntos. Metiendo cuatro triples en el cuarto inicial y, por sobre todas las cosas, por ponerse el equipo al hombro. Supo cumplir su rol de líder y por eso ganó la Argentina, a pesar de dos árbitros (José Carrion y Virginijus Dovidavicius) que ante cualquier duda marcaba en favor de los europeos.

El primer cuarto de la Argentina rozó la perfección con un Manu Ginóbili (un generador de faltas permanente para el equipo rival) en un nivel altísimo, metiendo en ese lapso del partido cuatro triples. Uno mejor que el otro. Especialmente el último, a casi dos metros de la línea de tres y apretado por un rival y el reloj.

En ese momento el equipo de Magnano dominó permanentemente a los serbiosmontenegrino. La defensa presionó sin cargarse de faltas y a pesar de la mayor altura de los campeones mundiales, la Argentina no sufrió en ninguno de los dos tableros. Sacó diferencias de movida (7-2, 10-5, 18-13 y 24-15), lo manejó a la perfección y para cerró ese primer parcial ganando por 27-15.

Si bien la Argentina bajó su nivel en el segundo cuarto, el conjunto albiceleste mantuvo en los primeros minutos una importante efectividad en tiros de cancha (terminó la primera mitad con 18 aciertos en 25 intentos) y así llegó a su máxima ventaja, de 14, ya que faltando 2 minutos 59 segundos ganaba por 44 a 30. Sobre el final de la etapa llegó el único aporte de un apático Wolkowyski marcando un triple. Antes y después, poquito.

Pero en los europeos empezó a agigantarse la figura de Dejan Bodiroga acompañado por Vujanic y Radmanovic. Eso, más el pobre rendimiento argentino (estuvo casi 5 minutos sin marcar en el tercer parcial), le permitió a Serbia y Montenegro igualar las acciones y ponerse a tiro en el tanteador.

En el último cuarto Argentina tardó 3 minutos en convertir (ya perdía por dos, 63-61). Nocioni con un triple y un doble a lo guapo lo despertó de una siesta peligrosa.

En un instante el partido estuvo lejos. Un triple fantástico de Bodiroga estiró ventajas a 78-75. Y a 1 minuto 16 segundos del final los europeos se pusieron 4 arriba (80-76).

La remontada fue espectacular. Serbia y Montenegro falló desde la línea de libres. Argentina, aunque desprolijo, jugó bien sus pelotas de cierre, más allá de la gran guapeada de Ginóbili que infla el ánimo, más allá que, en algún momento, los argentinos podrían haber tenido una victoria más amplia. Pero fue así. Ajustada y, por ende, saboreada de una manera especial, sobre todo por el recuerdo de Indianápolis. (DyN)

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Emanuel Ginóbili marcó el doble decisivo.

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