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 domingo, 15 de agosto de 2004

Promoción 2004. Los viajes de estudios se pagan un año por adelantado
La otra cara: intimidades de un negocio que también genera serios inconvenientes
Los estudiantes suelen ser víctimas de incumplimientos, irregularidades y pagos extra cuando llegan a Bariloche

Año tras año, la emoción que encierra el llamado "viaje de estudios" a Bariloche viene acompañada de sinsabores, no dejan de producirse situaciones angustiosas y siempre aparece algún problema que empaña las expectativas. Por eso, cabe preguntar hasta qué punto se trata del viaje "soñado" o si el negocio no cierra sino a costa de una precarización del servicio. ¿Son solventes las empresas que organizan los tours? ¿Cumplen con los contratos que los clientes pagan con un año de adelanto (algo insólito desde todo punto de vista)?

Decenas de compañías especializadas en contingentes de este tipo se han esfumado tras permanecer en la cresta de la ola. Parecían verdaderos gigantes, invencibles, propietarias hasta de colectivos y hoteles, y sin embargo, se fundieron. ¿Por qué? Turindio, Aire&Sol, Basa, Norosur, Daminato Estudiantil, Río Estudiantil, Sansó, Buen Viaje Chevallier y Bariloche Centro, entre otras, ya forman parte del pasado.

El contagio masivo de gastroenteritis que afectó en los últimos días a 192 alumnos rosarinos hizo resurgir esta pregunta: ¿Qué pasa realmente con el turismo estudiantil a Bariloche?

"Pensaría dos veces antes de volver al turismo estudiantil", confesó esta semana a La Capital Roberto Sansó, uno de los empresarios locales que más creció en el rubro, llegó a liderar el sector, pero cayó en 1995 en medio de una crisis financiera. "Tampoco le recomendaría a nadie que se meta en esto", agregó (ver aparte).

Sansó fue un número 1. Llegó a trasladar a Bariloche a 17 mil estudiantes por temporada de Santa Fe y otras provincias, más del doble de los 7 mil que viajan ahora desde Rosario, de los cuales Transatlántica lleva 5 mil, y el resto se distribuye entre Lamas, Travel Rock, Flecha Bus y Panamerican Travel.

Si bien varios empresarios admitieron que "hoy hay más controles", esto no significa que sean óptimos. De hecho, la falta de fiscalización de las autoridades fue siempre la causa de muchos males.


Verdades a medias
Las salidas a Bariloche parecen estar rodeadas de verdades a medias. Varios vendedores reconocieron que hacen el verso para tratar de que un grupo firme el contrato de viaje y quedarse con las comisiones. Y las propias agencias también se valen de algunas aseveraciones falaces cuando, por ejemplo, dicen tener "colectivos y hoteles propios", que en realidad contratan por cierto tiempo.

A pesar de todo, los acuerdos entre clientes y vendedores parecen cumplirse en la actualidad. Pero los estudiantes sufren otras trampitas en la estadía, dijo una ex operadora turística. Como generalmente los coordinadores trabajan en negro, hacen lo imposible por sacar tajadas en la venta de los opcionales, agregó esta fuente, porque cobran de las comisiones.

Si bien las entradas a los boliches están incluidas durante casi todos los días (básicamente 5), los chicos reciben la oferta de comprar las entradas para las otras dos noches de estadía y hasta para ir a dos disco en una misma jornada.

Otra de las desagradables sorpresas se produce con el sistema que utiliza el turismo estudiantil denominado "cama caliente": las habitaciones que los pasajeros dejan son inmediatamente ocupadas por otros contingentes. Así, casi no hay tiempo de asearlas y si alguien por algún problema debe permanecer en su cuarto, se verá impedido de hacerlo. Sobre esto recayeron varias de las denuncias realizadas por los estudiantes afectados por gastroenteritis que tendrían que haberse quedado en sus habitaciones mientras seguían con el cuadro. Sin embargo, se vieron obligados a permanecer por largas horas en el hall del hotel porque sus habitaciones ya habían sido ocupadas por otros recién llegados.

Un ex coordinador que defendió la función que cumplió desde finales de los 80 y hasta principios de la década del 90, dijo que "ahora muchos de estos coordinadores son jóvenes inexpertos, con poca capacitación y edad (alrededor de los 21 años)". No logran organizar a los grupos y, a veces, se mimetizan con los chicos. "Van a bailar con ellos y se ponen en pedo", reveló una mamá.


Un poco mejor, pero no del todo
Pero algunas cosas han cambiado para bien. Los colectivos están en mejores condiciones y suelen ser controlados. Incluso han mejorado los hoteles, aunque sigue habiendo denuncias contra la "mala calidad de las comidas". De todos modos, el alojamiento también ofrece algunas perlitas. Los estudiantes tienen que pagar 20 pesos de depósito ante posibles roturas. A la hora de irse, sobrevienen las discusiones en torno a la devolución o no del dinero.

"Las habitaciones deben ser cuádruples, como máximo", indica una de las resoluciones de la Secretaría de Turismo de la Nación. No obstante, llegan a dormir hasta más de seis alumnos en cada una. "Otro claro incumplimiento", confirmó Gastón Salmoyraghi, del Registro de Agencia de la Secretaría de Turismo de la Nación.

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