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 domingo, 15 de agosto de 2004

La noche: abundante alcohol, música electrónica y cumbia
Los chicos dicen que impera "más la histeria que el sexo" y que hay tanta droga como en cualquier otro lugar del país

San Carlos de Bariloche (enviada especial). -Cuando se les pregunta si Bariloche cumple con el lema de "sexo, droga y rock and roll" los chicos humillan: "¿Qué te pasa? No más que en Rosario y lo de rock and roll podés actualizarlo, ahora todo es punchi punch y cumbia", contestan a coro alumnos de distintos colegios locales. Punchi punch es la música electrónica que se impone en todos los boliches, pero que aun en Bariloche no le hace sombra a los tradicionales de pachanga (brasileños y latinos) para bailar en grupo. La onda, tomar mucho alcohol: se impone el balde con distintas bebidas blancas (cuestan 25 pesos) que pagan y beben entre todos. Saltar en grupo copiando coreografías como en una clase de aeróbic o hacer pogo también es religión. O responden a las consignas de un animador que desde una tarima les dice: "¡Levante la mano el que la está pasando bien en Bariloche!", y obviamente todos levantan los brazos y entran en éxtasis.

Los únicos que no le hacen caso son los que duermen (sí, duermen en la disco a pesar del ruido), los pocos que transan por los rincones y las madres, lejos y bien ubicadas en los salones VIP.

Según comprobó La Capital, algunos se quejan porque no les gusta la comida, otros porque les dieron una habitación chica donde duermen de a seis y están los que hacen mala cara porque no nieva. Pero cuando se les propone imaginar qué pasaría si alguien les quitara sólo una noche de las cinco que tienen incluidas para ir al boliche, todos aseguran que directamente entrarían en cólera.

Melissa, Joanna y Vanesa, del colegio San Antonio de Padua, aseguraron que ir a bailar es sin dudas lo que más les gusta del viaje. Van sí o sí, aunque estén muertas de sueño o al otro día tengan que subir a un cerro.

La movida comienza después de cenar. Las chicas se prestan ropa para la ocasión, pero en rigor no se producen demasiado. El mayor glamour que se permiten ellas es una mini y una remera escotada, a pesar de que la temperatura es de cero grado. El resto, mucho jean, zapatilla, gorros y bufandas de lana. "Usamos lo más cómodo para bailar toda la noche sin parar", dijo un grupo del Bernardino Rivadavia.

Pasada la medianoche comienzan a salir los colectivos a los boliches. El destino, el centro, donde se ubica By Pass, o la avenida costanera 12 de Octubre: allí están, uno al lado de otro, Cerebro, Genux y Rocket, y apenas a una cuadra de allí, Grisú. Cada uno con una capacidad para unas 1.200 personas.

Estos cinco boliches son los "clase A". Así lo asegura Roberto Bruzzone, gerente de la empresa que los agrupa. "Nos acusan de monopolio -señaló-, pero somos los únicos que garantizamos seguridad y diversión de primera".

Cuando habla de seguridad, Bruzzone no sólo muestra las salidas de emergencia de cada uno de los locales, sino que asegura: "Si un padre quisiera localizar a su hijo en medio de la noche, acá podría hacerlo porque nosotros podemos contactarlo. Sabemos qué empresas vienen, qué colegios, qué colectivo los trajo y quién es su coordinador. La noche en Bariloche, comparada con otras ciudades, es un cumpleaños de 15".


La onda del balde
Hay una previa y un después al boliche. Antes de entrar toman algo en los bares aledaños, fundamentalmente cerveza (a 2 pesos la lata), fernet y baldes con distintas mezclas de bebidas blancas y jugos (15 pesos). Y al salir, se comen alguna hamburguesa, un pancho por un peso, o toman un chocolate.

¿Sexo? Fabián, de una técnica rosarina, se ríe cuando se le hace la pregunta. "Es más lo que se cuenta que otra cosa. La mayoría trae una caja de forros y se la lleva intacta. A lo sumo podés picar algo: en los hoteles no se puede porque te controlan, y andamos sin autos ni telos. ¿Dónde quieren que curtamos? Algunos se animan en la costanera, pero te congelás", aseguró.

Unos diez contingentes de Rosario estuvieron el jueves por la noche en Rocket, uno de los boliches que más les gustó. Tiene dos pistas, dos DJ, cinco barras, gradas, reservados y un shop donde se vende el merchandising (remeras, gorros, buzos), además de humo, luces, pantallas gigantes, televisores y sonido de alta tecnología.

Los baños no son menos importantes. No sólo por lo lujosos (hasta tienen sillones), sino porque es el lugar más común donde "se ve la droga". Eso dijeron alumnos de una escuela media que no quisieron "para nada" dar su nombre. "En los baños ves cocaína", especificaron, antes de subrayar que "es un clásico en todos los baños del territorio nacional", y de aclarar que "lo que más se curte en Bariloche es el porro (marihuana)".

Costumbres y ondas se repiten en cada boliche, salvo en Genux, donde se realizan bailes de disfraces. Allí se los vio con el infaltable traje de árabe de toallas de hotel o travestidos de mujer (con los corpiños de sus compañeras), y ellas fueron de diablitas. Los más ocurrentes, uno de angelito, y otro de mamadera. Claro que la ocurrencia tiene precio: alquilaron el disfraz a 12 pesos la noche.

L.V.

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Diablistas camino a Genux, donde hay baile de disfraces.

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