Apenas dos medallas

Los resultados fueron elocuentes. Argentina no recompuso su imagen de décadas pasadas y apenas sumó dos medallas, una de plata del equipo de la clase Dragón de yachting que integraron Jorge Salas Chávez, Héctor Calegaris y Jorge del Río, y una de bronce del boxeador Abel Laudonio en peso liviano.

El yachting tuvo otro resultado elogiable en la clase 5,50 metros. El equipo argentino, conformado por Roberto (timonel), Enrique y Carlos Sieburger y Esteban Berisso, ocupó el cuarto puesto.

Osvaldo Suárez, uno de los mejores fondistas argentinos de la historia y triple vencedor de la tradicional San Silvestre, fue noveno en el maratón. Gumersindo Gómez quedó decimoquinto. Ambos atletas alcanzaron mejores marcas que la conseguida por Emil Zatopek, vencedor en la misma prueba en Melbourne 1956.

El ciclista rosarino Héctor Acosta consiguió un meritorio quinto lugar en el equipo de persecución 4.000 metros, junto a Alberto Trillo, Ernesto Contreras y Juan Brotto.

En fútbol había expectativas por la manera que se había ganado las eliminatorias pero no se avanzó de la primera ronda y al final quedó en la quinta posición, con jugadores como Alberto Rendo, Juan Carlos Oleniak y Carlos Bilardo.

Pese a que tenía 47 años, Guillermo Weller era candidato en la prueba de marcha de 50 kilómetros, pero durante la competencia fue eliminado porque los jueces consideraron que su paso era irregular.

También tuvieron buenos desempeños los boxeadores Miguel Botta, Celedonio Lima y Rafael Gargiulo, que consiguieron el quinto puesto, mientras que Naldo Dasso fue séptimo en equitación.