| domingo, 25 de julio de 2004 | Contexto internacional: Un panorama complicado Muchos fueron los problemas en los Juegos de Melbourne, tanto que hasta el 40 por ciento de la población australiana estaba en contra de la organización de los mismos. La situación política en el mundo estaba a punto de estallar, judíos y árabes estaban en conflicto por el Canal de Suez, Francia no tenía mejores relaciones con los argelinos y poco antes de la celebración de los Juegos, la Unión Soviética había invadido Hungría.
Ya en Melbourne, China se retiró de la villa olímpica al ser izada la bandera de Formosa (hoy Taiwán). Alemania, por su parte, había logrado enviar un sólo equipo, uniendo bajo una misma bandera los deportistas del Este, Oeste y la región del Sarre.
Así las cosas, no fue extraño que Avery Brundage, presidente del COI, y que dirigía en Melbourne sus primeros Juegos, advirtiera en la inauguración que "los Juegos Olímpicos son competiciones entre individuos y no entre naciones".
Nadie le hizo caso. La tensión reinante en Hungría tras la intervención soviética se manifestó en un partido de polo acuático cuando miembros del equipo soviético y húngaro (finalmente ganador del oro) se pelearon en la pileta olímpica. El match fue suspendido cuando Hungría ganaba por 4 a 0 por lo que el partido se le dio por ganado. La policía debió intervenir para prevenir disturbios, ya que los 5.500 espectadores quisieron castigar al equipo soviético.
Precisamente, como medida de protesta por la invasión soviética, el régimen totalitario español renunció a participar en Melbourne, al igual que Suiza y Holanda. enviar nota por e-mail | | |