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 domingo, 25 de julio de 2004

Campaña en EEUU. Los demócratas inician una pomposa fiesta partidaria en Boston
Kerry busca afianzar su liderazgo para conquistar la Casa Blanca
El jueves será nominado como el adversario oficial del presidente Bush en los comicios de noviembre

Washington. - Los liberales estadounidenses centran sus expectativas en Boston: una convención demócrata espectacular, con presencia de estrellas del espectáculo y líderes partidarios deberá instalar a partir de mañana al senador John F. Kerry como el candidato que desplazará de la presidencia al tan vilipendiado George W. Bush. "America debe volver a ser América", con esta consigna se presentará Kerry como el artífice de la unión de los estadounidenses, profundamente divididos a raíz de la guerra de Irak. "Más fuertes en casa, respetados en el mundo", proclamará la convención, en busca de los electores que ansían vivir en un país más fuerte y seguro, pero también menos odiado en el resto del mundo.

El escenario está preparado para la nominación formal de Kerry como candidato presidencial demócrata, el jueves. La convención costará 75 millones de dólares. La idílica ciudad de la costa este, que recibirá a 36.000 delegados, lobbystas y periodistas, ha sido transformada en una fortaleza severamente vigilada, por temor a un ataque terrorista.

La pomposa fiesta partidaria de cuatro días con banderas, globos y serpentinas ha sido minuciosamente planificada por directores de Hollywood y estrategas políticos.

Se espera que los ex presidentes Jimmy Carter y Bill Clinton pronuncien discursos combativos. Compañeros de armas de Kerry en Vietnam, uno de los ídolos del partido, Hillary Clinton, y Ron Reagan, el hijo del ex presidente republicano Ronald Reagan, estarán presentes para movilizar emociones. Pero a pesar de todo preocupa a los demócratas si Kerry alcanzará a derrotar a Bush.

Existe un generalizado sentimiento ABB -"Anybody but Bush" (Cualquiera que no sea Bush)-, pero ello no es suficiente para Kerry, según la radioemisora NPR. "Los estadounidenses siguen sin parecer muy entusiasmados con Kerry", escribió el New York Times.

Kerry podría ser optimista. Recibe donaciones para la campaña en abundancia. El número de opositores a Bush crece de forma constante, los libros que lo critican son bestsellers, el documental de Michael Moore "Fahrenheit 9/11" es un éxito de taquilla. Las encuestas muestran a Kerry a la par de Bush, algunos sondeos lo ubican incluso en primer término en las preferencias de los electores.

Bush ha perdido credibilidad, la mayoría de los ciudadanos estadounidenses considera actualmente que la guerra de Irak ha sido un error, muchos se avergüenzan por el escándalo de torturas en la prisión de Abu Ghoreib, Bagdad.

La economía está pujante, pero gran parte de la clase media sigue temiendo por sus puestos de trabajo. Millones de pobres carecen de seguro médico. Pero a Kerry no le resulta fácil. Por un lado Bush sigue siendo para muchos un patriota sincero. La mayoría de los estadounidenses, traumatizados por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, confían por otra parte más en Bush que en Kerry en cuestiones de seguridad.


Falta de carisma
Y Kerry es a veces un obstáculo para sí mismo. Su falta de humor y carisma es objeto de burlas en la televisión. "Kerry ha dado en Los Angeles un discurso electoral en español, demostrando su fluidez para ser aburrido en dos idiomas", se mofó el conductor de televisión Jay Leno. "La mayor parte de los estadounidenses no conocen aún suficientemente a Kerry", se lamenta el gobernador de Pennsylvania, Ed Rendell.

La convención demócrata tratará de darle un baño de popularidad, como el que impulsó a la presidencia a Bill Clinton en 1992. Incluso Al Gore sumó puntos en las encuestas tras conmover los corazones con su interminable beso a su esposa en 2000.

Pero ni siquiera la designación del juvenil senador John Edwards, de fácil llegada popular, como compañero de fórmula de Kerry le ha reportado apenas unos puntos más en los sondeos.

Casi todos los expertos coinciden en un punto: las elecciones presidenciales del 2 de noviembre se decidirán en las últimas semanas, mucho depende de los acontecimientos en torno a Irak. Si no ocurre nada decisivo, los votantes decidirán según sus emociones. Y éstas no son movilizadas por Kerry, ni siquiera en muchos de los que reniegan del actual presidente Bush. (DPA)

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Gira de seducción de Kerry antes de ser proclamado candidato demócrata.

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