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 domingo, 25 de julio de 2004

Osvaldo es médico y especialista en accidentología
Aymo: "El que conduce ebrio es un asesino o suicida en potencia"
El profesional asegura que el 40 por ciento de los accidentes graves son causados por el alcohol

Isolda Baraldi / La Capital

"El alcohol está aceptado socialmente, se incita a los jóvenes a consumirlo y después se producen estragos: el que conduce ebrio es un asesino o un suicida en potencia". La reflexión corrió por boca de Osvaldo Aymo, miembro de la Asociación de Médicos en la Prevención de Accidentes (Ampa). El profesional conversó con La Capital a raíz de los desmanes que se produjeron el martes pasado por la noche durante los festejos masivos por el Día del Amigo en Rosario. Criticó al Estado provincial al decir que está "prácticamente ausente" en la problemática aunque rescató que se esté reglamentando una ley que regula un programa de acción preventiva en accidentología de tránsito que, según dice, "hará escuela" en el país.

Un choque, 36 vehículos derivados al corralón, un joven apuñalado, ocho personas detenidas por resistirse a los agentes de Tránsito y un colectivo apedreado. Ese fue el saldo de la noche del Día del Amigo que, según los agentes municipales y de la policía, fueron producto de la ingesta de alcohol.

Para Aymo, el 40 por ciento de los accidentes automovilísticos graves son causados por la ingesta de alcohol. El profesional extrae los porcentajes de un trabajo realizado en la provincia de Buenos Aires y se anima a decir que las cifras no difieren demasiado en otras grandes ciudades del país como Rosario.

"Hay dos clases de bebedores: los crónicos y los sociales. En esta última franja se ubican aquellos jóvenes que viernes, sábados y domingos andan desnucados por las calles al mando de un auto sin ningún tipo de control", ejemplificó para dar cuenta de los riesgos que el exceso de la ingesta presume.

"El gran problema -insistió una y otra vez el médico- es que conduzcan alcoholizados, porque quien lo hace es un asesino o un suicida en potencia".


Sanciones en el mundo
El profesional aseguró que la problemática de quienes conducen alcoholizados existe en todo el mundo, pero resaltó una diferencia entre otros países desarrollados y la Argentina: "allá muy severos y acá no".

Y para que no queden dudas dio un ejemplo. "En Alemania o en Escandinavia cuando un agente intercepta a un automovilista alcoholizado lo lleva detenido directamente y si no le quitan el carné de por vida. Aquí podés ir borracho a cualquier velocidad, atropellar a alguien o matarte que nadie se entera", opinó.

Aymo detalló cuáles son los efectos que produce el beber en los conductores. "Hay dos etapas: una de euforia y otra desinhibitoria, lo que es una combinación explosiva, porque por un lado cualquiera se cree Schumacher y por otro se miden menos los riesgos y las consecuencias fatales", aseveró.

En su opinión es fundamental realizar sistemáticas campañas de prevención masivas para que haya conciencia de que si un grupo sale y va a tomar alcohol haya uno que lo evite. "Hay que insistir con un eslogan que es el siguiente: «Cuidando al conductor nos cuidamos todos». Esa es la clave, porque de nada sirve que vaya una persona sobria al lado de quien que no está en condiciones de conducir", afirmó.

Las leyes argentinas determinan que una persona con 0,5 gramo de alcohol por litro de sangre no tiene capacidad para conducir. A esta situación se puede llegar después de ingerir dos vasos de vino, una medida de whisky o un litro y cuarto de cerveza.

Y obviamente, cuanto más crece la cantidad de alcohol en sangre, el peligro es cada vez mayor. "Con 0,5 u 0,8 gramos ya se retardan los reflejos y se prolongan los tiempos de reacción de modo importante, porque se altera la acomodación, la visión crepuscular, la reacción al encandilamiento y por supuesto la capacidad de atención", advirtió.

Como para no dejar dudas Aymo explicó que en condiciones normales un conductor que viaja a 80 kilómetros por hora tarda unos 57 metros en frenar ante una situación de peligro. La misma persona con 0,5 gramos de alcohol ingerido tarda 66 metros en lograr dominar el automóvil.

"Estamos hablando de los límites de velocidad permitidos en una ruta, o sea que cuando esos límites se transgreden dos o tres veces, la cantidad de accidentes son terribles", advirtió.

A pesar del panorama, Aymo se mostró entusiasmado con que se esté reglamentando una ley por la cual se establece un programa provincial de prevención de accidentes. Así se podrían poner en marcha importantes operativos publicitarios masivos para concientizar a la población.

"Si no hay conciencia y encima faltan estrictos controles, nunca se va a poder abordar este problema que es muy grave. Estamos hablando de pérdidas de vida, también de gente que queda disminuida. En fin, de toda una tragedia", se despachó.

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"Los bebedores sociales son los que se desnucan de viernes a domingo", dijo Aymo.

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