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 domingo, 20 de junio de 2004

Una nueva generación de jugadores consolidó el camino que abrió el marplatense
Tenis después de Vilas
La legión argentina se instaló para quedarse en el gran concierto internacional

Alejandro Cachari / La Capital

Esta historia comenzó en los 70'. Un marplatense llamado Guillermo Vilas se decidió a recorrer el mundo con su raqueta de madera para jugar al tenis, un deporte muy poco difundido en el país que empezó a crecer a pasos agigantados y se apropió de resultados impensados por entonces. El hombre de la vincha, zurdo, inclaudicable, se hizo un lugar entre los mejores del mundo y es el responsable directo de todo lo que pasó después.

Como sucede cíclicamente en Argentina, la salud del tenis siempre estuvo vinculada con los resultados. Pero Guillermo fue el fundador, al punto que en plena efervescencia por la disputa del Mundial de fútbol en 1978, las canchas de polvo de ladrillo ya competían con el resto de los deportes en el rubro más practicados.

Se inició una historia de victorias, desencuentros, polémicas, ostracismo, renacimiento y gloria que hoy acomodaron al tenis en el primerísimo plano a partir de una generación que da que hablar en el mundo y promete cumplir con los más grandes logros de su historia.

Parecía imposible que alguna vez se alcanzaran los logros de Vilas, pero todo indica que ese momento está por llegar.

Por supuesto, lo acompañan las disputas internas, los celos y hasta la pelea popular por uno y otro tenista. Como sucedió con Vilas y Clerc, por ejemplo. Batata nunca tuvo la chance de tener su reconocimiento por culpa de los inconmensurables logros de Vilas, pero tiene reservado un lugar trascendente en esta historia.

Después fue el turno de Gabriela Sabatini, la mejor tenista argentina de todos los tiempos que también generó la eterna dicotomía. Reconocimiento por su inmensa calidad, críticas por haberse encontrado con dos monstruos de sus tiempos como la alemana Steffi Graf y la serbia devenida en estadounidense Monica Seles.

El tenis argentino fue viviendo por ciclos. El primero, el de más gloria, representado por Vilas y Clerc.

Entre los varones después se sumaron un par de camadas, con mucho tiempo de diferencia, comandada por Horacio De la Peña, Martín Jaite, Guillermo Pérez Roldán, Alberto Mancini, Franco Davin entre otros; Gabriel Markus en menor medida.

Javier Frana y Hernán Gumy lo mantuvieron vivo cuando agonizaba en los durísimos 90' y después la gran explosión.

Los más grandes, Franco Squillari (28 años), Agustín Calleri (27), Mariano Zabaleta (26), Guillermo Cañas (26), Gastón Gaudio (25) y Juan Ignacio Chela (24) insinuaron que se podría. El punto culminante fue la semifinal de Roland Garros en 2000 del zurdo porteño Squillari.

Detrás de ellos esperaban Guillermo Coria y David Nalbandian, los dueños de la actualidad. Por entonces, la Asociación Argentina de Tenis desarrollaba una política deportiva que empezaba a dar frutos por primera vez. El Mago, el cordobés y María Emilia Salerni fueron sus estandartes.

En 2004 Gastón Gaudio, quizás un intruso en los tiempos que corren, se quedó con el máximo triunfo en polvo de ladrillo 27 años después que Vilas.

Y la legión ya está instalada. Ya no amenaza con ser una de las más importantes, es la mejor camada de tenistas argentinos de todos los tiempos. Acompañada por Paola Suárez (27) en las mujeres, la mejor tenista argentina de todos los tiempos en cuanto a resultados incluyendo a Vilas con más de media docena de Grand Slams en dobles y la única, varones incluidos, que alguna vez ostentó, como en la actualidad, el número uno del mundo en cualquier escalafón.

Existe una cantidad de ellos que deambulan por el circuito con suerte diversa y con proyecciones ya escasas como el rosarino Mariano Delfino, Diego Moyano, Juan Pablo Guzmán, Martín Vassallo Argüello (juega con pasaporte italiano), Diego Veronelli, Sergio Roitman, Federico Browne, Edgardo Massa, el zurdo Mariano Puerta.

La tendencia muestra unos cuantos años de protagonismo, pero es escasa la producción de una nueva generación que sólo parecen integrar el tandilense Juan Mónaco y la tigrense Gisela Dulko. Más atrás, con bastante tiempo de crecimiento por desandar, vienen los juveniles Eduardo Schwank, Juan Amado y Juan Martín Del Potro.

Las aspiraciones son enormes, los resultados amenazan la hegemonía de Vilas, a quien nadie, sin embargo, podrá quitarle el título de fundador del tenis en Argentina.

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Gastón Gaudio, inesperado ganador de Roland Garros.

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