| domingo, 13 de junio de 2004 | Temores infantiles Niños con miedos Los miedos infantiles son inevitables y siempre habrá niños más impresionables que otros, pero la mayoría suele superar los temores de forma natural. A muchos padres, sin embargo, les cuesta entender por qué su hijo tenga terror a tirarse por un tobogán y, por el contrario, no duda en acercarse a los enchufes de la casa a pesar del peligro que conlleva. La explicación está en que el miedo cumple una función de protección.
Hay miedos que son comunes en casi todos los menores y que aparecen y se van en función de la edad: a la oscuridad, a los animales, a los ruidos fuertes, a las tormentas, a los seres imaginarios, a separarse de sus padres, a la escuela. Pero, además de estas potenciales fuentes de temor, hay otras propias de cada niño que están relacionadas con sus vivencias y también con la educación que haya recibido.
Por eso hay quienes no tienen reparos en acercarse a un perro y los que no quieren ni verlos. Sólo es motivo de preocupación si los miedos perduran. Tanto la sobreprotección como hacer a los hijos sentirse culpables son actitudes negativas que pueden enquistar el problema e incluso lograr el efecto contrario. Los expertos sostienen que no habría que protegerlos y lo último que hay que hacer es recordarles que son unos miedosos o compararlos con otros más valientes.
También el colegio produce en ocasiones una reacción de desasosiego entre los más pequeños, y algunos incluso emplean todo tipo de excusas para quedarse en casa: se quejan de dolores y enfermedades, se comportan de forma negativa y rebelde, no se lavan, no desayunan, esconden la mochila. La asistencia a la escuela supone el alejamiento de los seres queridos durante unas cuantas horas, por lo que muchos niños con miedo a la separación se niegan a ir a clase.
Es importante que los padres premien de alguna manera los actos de valentía, porque los incentivará y hará que pierdan los temores gradualmente. Pero si una pareja comprueba que su hijo está en permanente sufrimiento y malestar por un miedo a algo determinado, no debe dudar en consultar a un especialista para que le ayude a superarlo.
Según la edad u 0-2 años: pérdida brusca de la base de sustentación, ruidos fuertes, extraños, separación de los padres, heridas, animales y oscuridad.
u 3-5 años: se mantienen los que se asocian a ruidos muy fuertes y no habituales, separación de los padres, animales y oscuridad; aumentan los relacionados con el daño físico y personas disfrazadas.
u 6-8 años: se mantienen los que se asocian a la separación de los padres, animales, oscuridad y daño físico; aumentan los relacionados a seres imaginarios (brujas, fantasmas, extraterrestres) tormentas, soledad y escuela.
u 9-12 años: se mantienen los relacionados a animales, daño físico y tormentas; aumentan los asociados a la escuela (exámenes) aspecto físico, relaciones sociales y muerte. enviar nota por e-mail | | |