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 miércoles, 02 de junio de 2004

La Fórmula 1 sigue aburrida

Gustavo Conti / La Capital

El domingo en Nürburgring, lo mismo de siempre. Vueltas y vueltas de sopor, sabiendo que nadie pasa a nadie, que nadie arriesga porque hay que llegar a las paradas en boxes donde la precisión de los mecánicos puede hacer variar el resultado, aunque hasta las estrategias son similares. La Fórmula 1 de hace varios años, la Fórmula 1 de hoy.

El sábado, un hálito renovador, esa expectativa que genera lo imprevisible. El plus emocional que dan los dos argentinos que están causando sensación, que siembran esperanzas a los tuercas del país. Pero sobre todo, pelea en pista, sorpassos. La Fórmula 3000, la antesala de la Fórmula 1.

Los amantes del automovilismo, los fanáticos de siempre de la F-1, ahora tienen una alternativa para prenderse a la TV, claro que un día antes. Los sábados, al menos en diez de las 18 citas de la máxima, el programa se completa con la Fórmula 3000. Chasis iguales, motores iguales, gomas iguales. La diferencia la marcan los pilotos y los ingenieros que con los mismos elementos tratan de sacar el plus de diferencia.

Y esa igualdad de elementos no genera monotonía en pista. Al contrario. La F-3000 brindó el último sábado un espectáculo de alto vuelo, que se potenció por la gran performance de los argentinos José Pechito López y Esteban Guerrieri, el primero ya con pasta de Fórmula Uno, el otro una saludable promesa que se destaca gracias al apoyo que le dio el reconocido ingeniero argentino Enrique Scalabroni, director del equipo BCN que le dio la butaca.

La F-3000 brinda lo que la F-1 no puede, porque llegó a tanto nivel de sofisticación, y por ende de presupuesto, que atenta contra la competitividad. Pero como dijo el presidente de la FIA, Max Mosley, hasta el poderosísimo Ferrari puede llegar a tener problemas económicos en el futuro y las grandes terminales no se sabe hasta cuándo aguantarán. Jaguar ya insinuó que si no logra pronto resultados podría irse. Mercedes Benz rompe motores porque no los fabrican ellos mismos sino una subsidiaria, y Jordan y Minardi están en pista porque si no hay que bajar la persiana.

De todas formas, al fin parece que los que gobiernan la máxima van a reaccionar. El primer gran paso está a la vista cuando los motores reduzcan su cilindrada de V10 a V8 en 2006, lo que significará una importantísima reducción de costos de fabricación. Otros cambios, como anular completamente la asistencia electrónica o tener un sólo fabricante de neumáticos, vienen en camino.

El mencionado Scalabroni ya anticipó lo que puede venir. El sábado dijo que están pensando entrar con su equipo BCN a la F-1 en 2006, lo mismo que el team Arden. Los cambios prometen abrirle las puertas a las iniciativas particulares, justamente el engranaje que precisa la Fórmula Uno para volver a arrancar, sino el dominio de Schumacher y Ferrari, la ausencia de sobrepasos, la absoluta previsibilidad de la categoría son indicadores de su desaparición, como las butacas vacías que se vieron por TV en las tribunas de Nürburgring donde el alemán fue local.

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Schumy ya ni sonríe al ganar.

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