| miércoles, 02 de junio de 2004 | Masacre durante un motín en una cárcel de Río de Janeiro Al ingresar, la policía se encontró con una escena dantesca: los presos matarona otros 30 detenidos, mutilaron los cuerpos y esparcieron los restos por el edificio Una escena dantesca, con 30 cadáveres decapitados, mutilados o quemados esparcidos por doquier, encontraron las autoridades cariocas cuando ingresaron a la prisión de Benfica, en Río de Janeiro, que estuvo en poder de presos amotinados durante tres días.
El Secretario de Administración Penitenciaria, Asterio Pereira dos Santos, confirmó que 30 presos fueron asesinados por los amotinados y otros 15 resultaron heridos, durante el motín que finalizó en la noche del lunes. El domingo los amotinados asesinaron a balazos a uno de los 22 rehenes que retenían, un guardia penitenciario.
La mayoría de los cadáveres de los presos ejecutados estaban mutilados o quemados, y unos 15 habían sido decapitados, lo que dificultaba su conteo e identificación. De por sí, los bomberos habían indicado a la prensa que retiraron 34 cadáveres y estimaron que los muertos podían ser 50.
Las instalaciones de la prisión, inaugurada en abril pasado, resultaron en gran parte destruidas por los amotinados, que pertenecían a la organización criminal más poderosa de Río, el Comando Rojo (CV), que exigían el traslado de 179 presos, miembros de otra organización criminal rival, el Tercer Comando, y a la que pertenecería la mayoría de los asesinados.
La prisión de Benfica fue construida al lado de la favela de Arará, controlada por el Comando Rojo, así como la mayoría de las favelas de la ciudad, donde vive un millón y medio de personas, sobre un total de 5,5 millones en el municipio de Río.
La situación continuaba tensa ayer tanto dentro como fuera de la prisión, donde están encarceladas unas 900 personas, aunque su capacidad es para 500 presos.
Huida y rebelión La rebelión estalló el sábado a la mañana, después de que 14 detenidos lograran huir, ayudados por una veintena de cómplices que atacaron a balazos a los guardias desde el exterior de la prisión. De ellos, tres fugitivos fueron recapturados.
Los que no lograron huir tomaron a 24 guardias penitenciarios y policías militarizados como rehenes. Desde entonces se iniciaron negociaciones que fueron interrumpidas después del asesinato de uno de los rehenes el domingo y reanudadas el lunes por la tarde, con la mediación de un pastor evangélico, exigida por los presos.
Al caer la noche, los presos comenzaron a liberar a los rehenes. Poco después, las autoridades policiales, acompañadas por el pastor mediador, ingresaron al presidio y descubrieron la masacre, perpetrada por los presos del Comando Rojo.
El Comando Rojo y el Tercer Comando nacieron a fines de la década del 70, en plena dictadura militar (1964-1985) en la prisión de alta seguridad de la Isla Grande, en el litoral de Río de Janeiro, para luchar por el mejoramiento de las condiciones de reclusión, inspirados en la organización de los presos políticos.
Integrada en ese entonces por asaltantes de bancos, esas organizaciones se extendieron por todos los presidios de Río de Janeiro y en la década del 80 pasaron a controlar la mayoría de las favelas de la ciudad y se reciclaron en la venta de drogas.
Actualmente, existe una tercera organización criminal, los Amigos de los Amigos (ADA), que cuenta en sus filas con ex militares y ex policías.
Los enfrentamientos entre facciones criminales por el control de los puntos de venta de drogas en las favelas y de las prisiones, provocaron centenares de muertos en los últimos 20 años en la ciudad. (AFP) enviar nota por e-mail | | Fotos | | La cárcel albergaba 900 presos, aunque su capacidad es para 500. | | |