| miércoles, 26 de mayo de 2004 | Argentino sacó una pequeña ventaja Elbio Evangeliste / La Capital En todo partido de ida de una final o instancia clasificatoria siempre se dice que lo importante es ganar. Vaya si es verdad. Aunque en el interior de cada uno deambula la ilusión (para muchos la necesidad) de hacerlo por varios goles de diferencia. Ayer ante Barracas Central, Argentino se planteó los dos objetivos, pero sólo pudo cumplir con el primero. Pese a ello la conformidad fue total. Es que ahora, con el 2 a 1 a su favor el salaíto hará recaer toda la responsabilidad en su rival. Y está bien que así sea. Porque el albo hizo su parte, aún sufriendo un gol en contra a los pocos minutos, soportando el mal estado del campo de juego, aguantando casi 20 minutos metido en su arco, entre otras cosas.
Una pregunta antes de cualquier intento de análisis: ¿a los pibes de Marini se les va a complicar en la revancha? Ni dudarlo, salvo que se dé un partido atípico. Pero eso es harina de otro costal, aunque bien vale este juego de pregunta y respuesta para explicar lo que ocurrió ayer en el Coloso. Es que Barracas demostró ser un equipo duro, ordenado y, entre otras cosas, mañero.
El primer gran mérito de Argentino fue no desesperarse ante la adversidad. Porque no fue poco sufrir un gol en contra a los 4' en lo que fue la primera llegada de Barracas. Claro que mucho ayudó el ver que en cada ataque el salaíto encontraba flaquezas en la última línea visitante, especialmente cuando la pelota llegaba a los pies de Vázquez. Así, sólo era cuestión de esperar.
La jugada también pudo salirle mal porque cada vez que Barracas contraatacaba la defensa de Argentino no se mostraba demasiado segura. Pero el golpe llegó. Y gracias a una guapeada de su hombre más peligroso, Vázquez, quien se filtró por izquierda y envió un centro que Risso despejó a medias y que Raschetti se encargó de mandar a la red. Antes de eso el albo ya había hecho los méritos para estar arriba en el marcador. Pero tuvo sus chances y no las aprovechó.
Por eso Barracas se paró con mayor firmeza en el segundo tiempo, planteo que lo benefició, en mayor medida, porque el salaíto no encontraba la pelota. De hecho nunca la encontró. Y allí apareció el segundo gran mérito del albo: en que la única que tuvo en esos 45' la mandó a guardar. Faría remató desde afuera del área y tras el rebote en el travesaño Vázquez, habilitado, la empujó al gol.
¿Quedaba algún otro mérito para exponer? Sí. El de la uñas y dientes, con Sciretta como abanderado, con el que defendió el resultado. Tal vez con demasiados hombres en su campo y cometiendo algunos errores, pero el juego de Barracas así lo imponía.
El ascenso tiene pronóstico reservado. Pero algunas cartas ya se mostraron. Se sabe que la cuota de fútbol y el sacrificio están. Para Argentino ayer fueron sus dos anchos. Motivos suficientes para quedarse con el primer chico y gozar, pese a la exigua diferencia, por haber cumplido el objetivo mínimo indispensable. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Pablo Vázquez festeja el segundo tanto de los salaítos. | | |