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 miércoles, 19 de mayo de 2004

El Estado está en deuda con los pueblos que carecen de acueductos (nota final)
Qué consumen los santafesinos que no tienen agua potable en sus canillas
En el centro y oeste provincial aún hay miles de personas que compran bidones para beber y cocinar con seguridad

Aproximadamente un millón y medio de santafesinos no cuenta con agua potable en las canillas de sus hogares. Este diario viene dando cuenta de la situación, que más allá de algunas cuestiones geográficas comunes, presenta características específicas en cada comunidad. Por ejemplo, no todas las napas de las que se abastece la mitad de los santafesinos tiene los mismos problemas de contaminación y, además, hay localidades con más voluntad y recursos para mejorar la calidad del agua. La ley obliga a todos los prestadores del servicio a entregar agua que cumpla con los parámetros que la hacen apta para su consumo. Algunos la distribuyen por red domiciliaria y otros la entregan en bidones. Vale recordar que hay 600.000 santafesinos que, por razones económicas o geográficas, están afuera del sistema que regula el Estado y beben agua de pozo que en muchos casos puede estar contaminada.

El gerente de Control de Calidad del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress), Helio Vásquez, explicó que aquellos proveedores que no cuentan con plantas potabilizadoras están obligados a entregar 2 litros de agua potable diarios por habitante hasta que estén en condiciones de distribuirla por red. "De qué forma se entrega depende de cada cooperativa. En algunos lugares los usuarios deben ir a retirarla con bidones", describió el funcionario, y aclaró que esto es "provisorio porque el objetivo es que todos los proveedores distribuyan agua potable por red".

En el centro-oeste santafesino la mala calidad de las napas es grave en cuanto a la presencia de minerales nocivos como el arsénico y el flúor. En San Jorge el municipio administra una red domiciliaria que provee a unas 1.700 bocas -viviendas y canillas comunitarias- de una mezcla de agua de subsuelo diluida con agua tratada por ósmosis inversa y la combinación resultante es relativamente aceptables. Pero en El Trébol la planta potabilizadora es todavía un proyecto, por lo cual el único tratamiento consiste en la cloración.

En Cañada Rosquín una cooperativa distribuye agua de pozo por red, pero entrega bidones para consumo. Y en Castelar, como en otros pueblos del departamento San Martín, la comuna posee una planta potabilizadora que sólo abastece a canillas comunitarias. En las demás localidades de la zona no hay red y se utiliza agua de pozo con bombas domiciliarias. Una consecuencia de ello en Sastre, San Martín de las Escobas, María Juana, Carlos Pellegrini y Landeta es la proliferación de negocios que venden agua tratada con ósmosis inversa. En estos casos las autoridades tratan de garantizar la calidad. "Compramos a distintos distribuidores en comercios minoristas, extraemos las marcas y numeramos los recipientes, y nadie salvo nosotros sabe de qué comercio son. Luego enviamos muestras al laboratorio e informamos los resultados", explicó el jefe comunal de María Juana, Daniel Rosa.


En el Gran Rosario
En ciudades del oeste del Gran Rosario los proveedores aseguran que la calidad "es óptima", pero muchos vecinos se abastecen de pozos particulares sin control. Las napas están expuestas a contaminación por la falta de sistemas cloacales y agroquímicos que pueden afectar las extracciones caseras. Pero un laboratorio que hace controles en varias comunas asegura que "no hay graves problemas" en la zona.

En Funes, el centro y un barrio privado son abastecidos por Aguas Provinciales mediante un acueducto de la planta de tratamiento de Rosario. El resto de los vecinos apela a pozos sin control o compran agua envasada. En Roldán, la Cooperativa de Obras y Servicios Públicas (Coprol) asegura que la calidad está dentro de las exigencias. Además de los controles del Enress, que toma muestras domiciliarias y del tanque de reserva, un reciente análisis de la red pedido por una entidad de consumidores determinó valores aceptables.

En Roldán hay un proyecto para extender el servicio al este de la ruta A-012, "pero hay pocos residentes permanentes y no les interesa -dicen desde Coprol- porque tienen buenas perforaciones de bombas sumergibles que utilizan también para llenar sus piletas de natación".

La mayor parte de la ciudad de Pérez es abastecida por la cooperativa Coopeser, cuyo moderno tratamiento de nanofiltración para disminuir la cantidad de sales no funciona permanentemente por su elevado costo de mantenimiento. El intendente Darío Corsalini encargó análisis a la UNR para mantener controles mensuales sobre la red y los pozos hogareños. "El municipio debe controlar, por una cuestión ética". Otra realidad viven -más cerca de Rosario que del centro perecino- los 15.000 habitantes del barrio Cabín 9, donde el 80% toma agua de pozos caseros peligrosos. Aguas Provinciales sólo abastece a canillas públicas y una escuela, pero varios fronteros aprovechan esa red para hacer conexiones clandestinas a sus viviendas.

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