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 domingo, 16 de mayo de 2004

Un apellido que dejó marcas en la historia

San Luis (enviado especial).- Dicen que Adolfo (56 años, separado, 5 hijos) y Alberto (53, separado, tres hijos) Rodríguez Saá no dan ni un paso distanciados. Así se recibieron de abogados en la Capital Federal y, de regreso al pago chico, construyeron una hegemonía política que hoy enfrenta su crisis más compleja.

Los hermanos portan un apellido con historia, aunque dispar, según el transcurrir del tiempo. Son muchos los que recuerdan al Pampa Rodríguez Saá, el abuelo de Alberto y Adolfo, un honesto líder conservador que solventó su actividad política con su patrimonio y quedó en la lona.

Por eso los suspicaces aseguran que sus nietos escribieron otra historia. Desde hace cuatro años, el juez federal Juan José Galeano investiga el supuesto enriquecimiento ilícito de Adolfo y Alberto.


Mitos y leyendas
La mitología puntana atribuye a los Rodríguez Saá la propiedad de los diarios de mayor circulación en San Luis, además de canales de televisión abierta y radios AM y FM. También hoteles y casinos (como el Nueva York, el Golden y el Tropicana).

Los opositores especulan con que "el milagro" de los hermanos comenzó en 1983 y que, desde entonces, no se detuvo.

También recuerdan cuando el mayor se dedicaba a la abogacía y el menor se desempeñaba como asesor universitario, movilizándose ambos en autos desvencijados. Una postal austera que contrasta con los patrimonios, lujosos vehículos y costosos terrenos incorporados en los expedientes de Galeano.

La sociedad puntana acusó el recibo: nadie escapa al cotidiano estado de convulsión. Las opiniones pendulan de los reclamos del fin de una hegemonía al consuelo de que "con el Adolfo estábamos mejor", producto de un cambio económico (la promoción industrial) efectivo en su momento.

La crisis sanluiseña tiene final incierto. Y la Multisectorial y los Laicos Autoconvocados (después de concretar la mayor protesta que se recuerda) siguen redoblando la apuesta.


El temporal
Paralelamente, el gobernador intenta ir capeando -con la ayuda de Adolfo- el temporal. Siempre con el fantasma de la intervención rondando.

Paradójicamente, el llamado remedio federal ya estuvo vinculado al apellido que ostentan los hermanos: En 1861, Juan Saá, unitario puntano, fue designado interventor de San Juan.

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