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 domingo, 16 de mayo de 2004

Crisis puntana. Juan José es el referente opositor en San Luis
Laborda Ibarra: "Los Rodríguez Saá son como las siamesas iraníes"
El ex diputado define con ironía el accionar de Alberto y Adolfo: "Si los querés separar, tenés que matarlos"

Javier Felcaro / La Capital

San Luis (enviado especial).- Juan José Laborda Ibarra, ex diputado puntano, evaluó que la situación política-institucional de San Luis está en un "callejón sin salida", por lo que consideró a la intervención federal como la herramienta necesaria para abrir una brecha.

Tras recibir a La Capital en su casa sanluiseña, este escribano, denunciante por presunto enriquecimiento ilícito de los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá, enumeró los pasos que deberían seguirse para normalizar la provincia. Una jugada que -según el ex frepasista- deberá ir a fondo, ya que el gobernador y el actual diputado nacional "son como las siamesas iraníes: si los querés separar, tenés que matarlos".

-¿Cómo se desemboca en esta crisis política?

-Alberto tiene cierta ilegitimidad en el origen de su mandato y una muy fuerte ilegitimidad en el ejercicio del poder. Por eso, frente a los golpes autoritarios que viene imponiéndoles a distintos sectores de la sociedad, éstos dijeron basta y se rebelaron. El nivel insurreccional, que abarca a sus propios seguidores, aunque éstos lo hacen en voz baja, colocan a la situación política-institucional en un callejón sin salida.

-Entonces, ¿cuáles son las opciones?

-Alberto renuncia o se interviene la provincia. Se pasó el punto de no retorno. Por más que solucionen algunos de los focos de conflicto hay una cuestión de fondo: el hartazgo social.

-¿Adolfo ahora pretende erigirse en el salvador?

-De algún modo, sí viene a salvarlo a Alberto, porque ellos son como las siamesas iraníes: si los querés separar, tenés que matarlos. Son lo mismo, más allá de que se distribuyan los roles. Uno hace de bueno y el otro de malo, uno te abraza y el otro te apuñala por la espalda, uno es pobre y el otro rico. Ahora cambiaron los papeles: Alberto es político y Adolfo empresario. Eso de que están peleados es para la gilada. En los escándalos de Adolfo el bombero siempre fue Alberto, aunque hoy es a la inversa. Pero no hay dos maneras de gobernar distintas. A uno le tocó navegar con viento a favor y al otro en medio de la tormenta.

-Ahora los problemas son palpables.

-A Alberto le toca administrar la pobreza, mientras que Adolfo gobernó en épocas de bonanza, con la promoción industrial y la asimetría de los recursos coparticipables, algo ficticio. Tal es así que los Pico y Pala (beneficiarios del Plan de Inclusión Social) son el disfraz de la explosión de la pobreza. Debieron sacrificar todo el presupuesto para tapar una crisis socioeconómica descomunal. Además, siempre fueron escandalosos e inercialmente totalitarios y padecieron cierto desequilibrio psicológico, como la megalomanía y el culto a la personalidad. Todo esto fue tapado por el veranito económico, pero ahora se les terminó la guita y lo que queda es el autoritarismo.

-El puntano medio, distante de los Pico y Pala y de la oposición, cómo analiza el presente?

-Creo que está hastiado, consciente de que la cosa no da para más porque el exhibicionismo de la corrupción de los Rodríguez Saá es público y reiterativo. Hay una hartazgo social.

-¿Qué papel desempeña la Rosada?

-La Nación tiene problemas mucho más graves, y si el gobierno medianamente respeta la Constitución, no puede intervenir provincias todos los días. Hay que ver cómo evoluciona la crisis, porque esta sociedad que hoy demoniza a los Rodríguez Saá hace 15 días los santificaba. Es muy poco probable que la paz social se retrotraiga a los días previos a febrero. La administración pública es un caos y se percibe que el gobierno no hace cosas, y esto último era su gran capital político.

-¿Dónde queda la salida?

-Acá no existe democracia ni funcionamiento de las instituciones. Los Rodríguez Saá se comieron todo. El remedio federal, o la intervención, debe venir. Después hay que meterlos preso, porque sobran expedientes, y modificar la Constitución antes de hacer la gran elección, pactándolo con las fuerzas políticas a fin de preservar el pluralismo. También eliminar la reelección indefinida del gobernador y cambiar el sistema de votación, yendo al ballottage: que primero cada uno vote como se le ocurra y después queden el monstruo, si se preserva, y del otro lado la coalición opositora.

-Otra incógnita es el día después de una eventual intervención.

-Si hay intervención, primero creo que los Rodríguez Saá van en cana. Además, ellos no construyeron un genuino sistema de lealtades. Todo es soborno o apriete. Los días que se vienen serán muy duros, porque acá habrá actos de violencia. Alberto es un mazorquero. Siempre se dijo que el clientelismo es algo bastardo, pero forma parte de nuestra cultura. Aunque él le dio un plus: transformó una masa cautiva electoral en un grupo de choque.

J.F.

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El escribano y ex frepasista pide la renuncia del gobernador o la intervención federal.

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