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 jueves, 01 de abril de 2004

Obeid y Boglione lo exigieron durante el remate del primer lote de soja
La provincia reclamó que las retenciones vuelvan en obras
El secretario de Agricultura pidió un compromiso del agro para reducir el nivel de evasión fiscal

Retención por evasión. No es un verso sino el tono del cruce que protagonizaron ayer en la Bolsa de Comercio de Rosario el titular de esa entidad, Federico Boglione, y el gobernador Jorge Obeid, con el secretario de Agricultura, Miguel Campos.

Fue durante el tradicional acto del primer lote de soja arribado al mercado local, que marca simbólicamente el inicio de la comercialización de la nueva cosecha. En un rincón, Boglione y Obeid arremetieron contra los derechos de exportación, con la siguiente secuencia: pidieron que se fije un cronograma para su eliminación y, mientras tanto, coparticiparla para volcarla a obras de infraestructura en la región. En el otro, Campos consideró "irresponsable" sacar las retenciones cuando el país ostenta "indicadores sociales que avergüenzan" y condicionó cualquier medida en ese sentido a la reducción de los niveles de evasión en el sector.

Por supuesto, el funcionario dejó en claro que la estocada no era para los dueños de casa. "Valoro lo que hacen las Bolsas" en pos de la transparencia del comercio granario, dijo Campos, pero aclaró que "todo lo que se haga en este tema es poco" y enfatizó: "Los convoco a combatir la evasión en el sector agropecuario, un tema que los propios productores señalan como una preocupación en cada reunión que mantenemos con las distintas cadenas productivas".

El tono de la jornada pintó desde el inicio de la conferencia de prensa que ofrecieron Obeid, Boglione y Campos, cuando el dueño de casa "saludó" al invitado exponiendo un pliego de reivindicaciones, con el fin de las retenciones al tope.

Ya en el acto, recordó que las exportaciones del complejo sojero permitieron ingresar 7.800 millones de dólares el año pasado y que el "proceso vertiginoso de crecimiento" del campo permitió, precisamente, "soportar mejor la debacle" de 2001. También rescató el efecto multiplicador de este salto productivo sobre el resto de las actividades y sobre el nivel de empleo.

Con datos sobre el aumento de la demanda en China e India, remarcó que el horizonte de crecimiento del agro es constante, y pidió una inversión pública en transporte, almacenamiento e infraestructura acorde a ese desafío. Por ello propuso, en sintonía con los gobernadores de la Región Centro, que se invierta parte de las retenciones en un plan de obras, cuyos ejes fundamentales son: plan circunvalar, autopista Rosario-Córdoba antes de 2007 (la fecha que había estipulado el ministro Julio de Vido para finalizar las obras) y la profundización a 36 pies del río Paraná, de Puerto San Martín al Océano.

Como objetivo final, de todos modos, pidió que se fije un cronograma de disminución de los derechos de exportación. Señaló que así el agro podrá volcar todo el potencial que se comenzó a ver en la provincia con anuncios de 600 millones de dólares en plantas aceiteras y terminales de embarque.

Obeid, casi un hombre de la casa, se plegó con entusiasmo a la agenda de la Bolsa. Recordó que el crecimiento del campo no se puede atribuir sólo a la devaluación y los altos precios sino a la "permanente innovación y esfuerzo" de los productores. Aseguró que no se deben perpetuar las retenciones, pero consideró que mientras existan conviene volcarlas al desarrollo regional. "Santa Fe aporta 2.100 millones de pesos anuales por este impuesto, y en cada cosecha, lo que debería ser una fiesta de la producción se convierte en un caos por falta de infraestructura", dijo.

Campos, uno de los contados secretarios de Agricultura que bajaron a Rosario desde que comenzó a "celebrarse" el acto que involucra al principal complejo productivo del país, mantuvo su característica calma. Dijo que el desafío es "conciliar el crecimiento del sector agropecuario con la necesidad de mejorar indicadores sociales que avergüenzan, no sería serio sacar impuestos sin tener los recursos para reemplazarlos".

Tras los discursos, se remató el lote de soja, de 24 toneladas, que llegó el 6 de enero a la planta de Vicentín, procedente del campo de José Contreras, de la localidad chaqueña de General San Martín. La corredora Bressan pagó 1.200 pesos la tonelada, algo menos del doble que lo que marca la pizarra en el mercado local. Las pantallas del recinto marcaban, por esa hora, una caída de casi 8 dólares en Chicago.

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