| jueves, 01 de abril de 2004 | Las heridas son grandes Deseo compartir con La Capital y sus lectores mi desacuerdo y disconformidad provocados por el artículo del día domingo 29 del corriente, en la sección "Charlas de café", donde se cita la carta de una persona que entre otras cosas espetó que "nadie es inocente por lo ocurrido", haciendo referencia al golpe de estado de 1976. Sinceramente, deseo que ningún familiar de los 30.000 desaparecidos en esa dictadura sangrienta y nefasta haya leído esas palabras. En cuanto a la negación del autor/es del artículo por tener memoria y pedir justicia y castigo a los represores de ayer y de hoy, realmente creo que eso es lo triste. Un país no se construye sobre la mentira. No estoy de acuerdo con muchas de las políticas kirchneristas, más aún en materia económica, pero las cuentas con el pasado no han sido saldadas en 20 años de democracia y es hora de desenmascarar a los buitres que se beneficiaron con la dictadura y a algunos represores y cómplices que aún hoy siguen en el gobierno. Justicia. ¿O ustedes prefieren, señores del diario, gobiernos como los de Alfonsín, con sus leyes de obediencia debida y punto final? ¿O el del doctor Menem, que indultó a los pocos asesinos que habían sido juzgados? ¿No les parece que los derechos humanos son fundamentales para construir una sociedad más justa, más equitativa? En esta joven democracia lo que sobra es impunidad. Perdón, pero muchos no haremos caso a su propuesta de simple y llanamente olvidar el pasado y continuar porque las heridas son grandes.
Georgina Giampaoli
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