| jueves, 01 de abril de 2004 | La película tan esperada Al fin he podido presenciar la película de Mel Gibson "La pasión de Cristo" y entender ahora el motivo de las controversias que ha suscitado. Una cosa es verla con los ojos de la fe católica y otra como un simple espectador de películas. Porque la recreación de los Evangelios toma sentido y fuerza al revivir en nosotros, especialmente, en la santa misa, donde expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino. La ignorancia religiosa sigue siendo, evidentemente, el pecado capital de esta sucia modernidad. No podemos "discutir", es cuestión de fe y la fe es un don de Dios. Dichosos los que viendo el sacrificio del que nos redimió del pecado les sirva para su conversión y santidad. A los demás, quiero decirles que el tren que va a la santa Iglesia Católica, pasa. El que quiera subir, ¡arriba! y bendito sea
Walter M. Lenzi
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