| jueves, 01 de abril de 2004 | Queja de vecinos por un bar de Oroño 50 Pondré mi número de documento a modo de rubrica de esta carta destinada a informar sobre la intolerable situación que padecemos los vecinos de bulevar Oroño entre Jujuy y Brown, y los de calles cercanas porque el desasosiego, peligro, daños que sufrimos tienen un largo alcance. Han sido inútiles hasta ahora las quejas y los planteos. El negocio ubicado en bulevar Oroño 50, Indian Bar, amenaza con arruinarnos la vida. Ni hablar cuando los truenos parecen melodías en comparación con el estruendo de las motocicletas de todo tipo y cilindrada con la que llegan los parroquianos. Ni hablar del estrépito cuando suena la música que sacude las palmeras y rompe las veredas, los únicos que no oyen esos ruidos son los inspectores municipales. Basta ver la facha de los encargados del local. Vecinos han sido objeto de actitudes que llamaríamos amenazas y sería bueno que alguien ajeno a las oficinas municipales consulte en los departamentos y casas sometidas a esta tortura. Lo del domingo 28 de marzo pasó la raya. Numerosas personas asustadas, cerrando las ventanas en el mejor bulevar del país en una noche de 35 grados. Debió intervenir la policía ante los desmanes de algunos jóvenes que estaban más que alcoholizados, drogados según la convicción general. Sonaron disparos, sirenas, alarmas, corridas, detenciones, lastimados. Después de la una de la mañana los que se animaban a asomarse veían luces de linternas porque buscaban los paquetitos arrojados cuando la policía se bajó de los patrulleros. Hoy, cuando se valorizan las propiedades, en nuestra cuadra se desprecian. ¿Quién comprará a su justo valor si no sabe cuándo podrá dormir, cuándo le orinarán la puerta, cuándo tronarán las motos, cuándo estallará la batahola? Vecinos, abogados, concejales han fracasado hasta ahora. Una penosa sensación cae sobre gente respetable que siente le han quitado todo respeto. Esto es un espanto y lo del domingo 28 un horror. Tenemos ley seca a partir de las 23, bueno, con este negocio la ley se inundó. Queda una sola expectativa: que el intendente Miguel Lifschitz intervenga directamente para que cientos de personas dejen de ser víctimas de un grupito de irresponsables.
DNI 1.153.733
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