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 sábado, 27 de marzo de 2004

Un libro de lecturas pensando en Rosario
Lo escribieron docentes y alumnos de la Gurruchaga

La tienda Buena Vista, el Capitán Piluso, Aldo Poy, el Cruce Alberdi y el cine Victoria ilustran "Palagasabras", el libro de lecturas del primer año de la EGB de los chicos de la Escuela Francisco de Gurruchaga. El texto surgió desde "la emoción", expresan sus autoras: María Dolores Rodríguez, Fabiana Collar y Mónica Di Rosa, todas docentes de esta escuela ubicada en Salta y Crespo.

El libro tiene su historia. Todo empezó con un trabajo de mucho esfuerzo compartido con abuelos, escuela, padres y chicos en el 2002. Cada uno fue aportando anécdotas, historias, lugares del barrio que hicieron de la memoria un lugar de aprendizaje privilegiado. El trabajo oral, las ilustraciones y las palabras fueron originando lecturas y producciones de los chicos.

"Decidimos entonces recopilar tanto esfuerzo", señalan las maestras al referirse al momento en que decidieron editar el libro. Se imprimieron 300 ejemplares, a todo color y en papel ilustración, con el aporte de la comunidad escolar. La calidad fue cuidada y no olvidaron incluir un cancionero, "con las canciones que los chicos aprenden en la escuela", resaltan las maestras. Además, fue ilustrado por Lucila Buona, una de las alumnas.

No es casual que el libro se llame "Palagasabras". Un día de esas clases en que conocer la historia local y recrearla era la premisa, los chicos recibieron la visita de "Chiquito" Reyes, un vecino y personaje del barrio de la escuela. Les contó de Olmedo -otro personaje del que los chicos escucharon hablar infinidad de veces-, les mostró la ropa del Capitán Piluso y les enseñó el idioma "gasó".

Cada texto incluido en el libro tiene su historia propia. Un día una abuela les habló de la tienda la Buena Vista, de cómo vendían retazos de tela, la vida que le daba al barrio; otro, un papá les contó sobre el cine Victoria y no faltó quien les relatara sobre el carnaval y la hora de la leche. Las emociones se fueron tejiendo y sin querer también las páginas del libro, que ahora son excusas para enseñar a leer y a escribir. El libro empezó a usarse el año pasado en el primero de la EGB, ya como motivación para nuevas historias.

Según relata María Dolores Rodríguez, también directora de la escuela Gurruchaga, "primero los chicos fueron a la calle, a recorrer el barrio, y luego se procuró que la calle llegue a la escuela, para recuperar viejos personajes y lugares que ya no están pero de los cuales escuchan hablar. Eso se traduce en pertenencia y en mejores aprendizajes".

Con esta visión coincide Fabiana Collar, para quien la experiencia se mostró "en mejores producciones de los chicos, porque partían de lo que conocían". En tanto que para Mónica Di Rosa, también docente y autora, "los padres y abuelos valoraron el libro, porque es muy nuestro, surgió de la pura emoción".

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