Toledo está en su peor hora

El gobierno peruano está jaqueado por la corrupción y vuelve a sonar Fujimori

El gobierno de Alejandro Toledo (Perú Posible) está pasando por la peor crisis de gobernabilidad desde que asumió la presidencia de Perú hace 30 meses. Salpicado por las contínuas denuncias de corrupción, la incorporación de numerosos familiares en distintos estamentos del gobierno central y una imagen positiva inferior al 8 por ciento, la figura del presidente se deteriora y no puede sostener los pedidos de renuncia, con el posterior adelantamiento del llamado a elecciones que le hacen sus principales opositores, el ex mandatario Alan García (Partido Aprista) y Lourdes Flores Nano, de Unidad Nacional. Y en medio de este delicado panorama que ha generado un cóctel explosivo, comienza a tener espacio en los medios Alberto Fujimori, el ex mandatario que se fue envuelto en denuncias de corrupción y la del ex capitán Vladimiro Montesinos, que sigue preso y fue el verdadero ideólogo, según se cuenta en esta ciudad, y su mano derecha en el segundo período de gobierno.

El escándalo más reciente es la supuesta conspiración por parte del Consejo Nacional de Inteligencia (CNI) contra el ministro del Interior Fernando Rospigliosi, que derivó en la renuncia de las autoridades de dicho organismo. Pero lo que es peor es que buena parte de la ciudadanía está convencida de que esto fue orquestado desde las más altas esferas.

Tan conflictiva fue la situación que el designado en el CNI hace sólo 48 horas, vicealmirante (r) Ricardo Arboccó Licetti, presentó su renuncia indeclinable antes de asumir y, por ende, el gobierno decidió disolver el organismo, aunque el presidente haya preferido no opinar sobre estas acusaciones.

A esto se suma un incidente que salpica de manera tangencial a Toledo y es la supuesta violación de una joven (Miledi Rojas) por parte del sobrino del presidente, Miguel Toledo Manrique. La joven lo acusó públicamente, denunció amenazas de muerte y pidió garantías para su vida.

Esto sumado a los constantes nombramientos de familiares directos e indirectos de Toledo en las altas esferas del Estado, más la renuncia masiva de 2.600 afiliados del partido Perú Posible de Arequipa en desacuerdo con los manejos dictatoriales y el alto grado de corrupción gubernamental, los han llevado a tomar esa decisión.

Y si en el plano institucional la coyuntura aparece muy complicada, no lo es menos en el aspecto social. "Ya está, Toledo ya hizo bastante daño al país", detalla Alex, un trabajador limeño que parece representar el pensamiento de la mayoría del pueblo peruano, en el que ha disminuido considerablemente los niveles de ocupación.

Tan preocupante es lo de Toledo que algunos, pese a reconocer la corrupción que envolvió a su última etapa de gobierno, ya empezaron a reivindicar el gobierno de Fujimori, donde había más "chamba" (trabajo).

En medio de este clima enrarecido, volvió a escena Fujimori, quien manifestó su deseo de postularse a las elecciones presidenciales del 2006, pese a que tiene un pedido de extradición para ser juzgado en su país, aunque por el momento el gobierno de Japón desestimó el pedido de la Justicia peruana. No obstante, Fujimori, a través del apoderado de su partido, presentó ante la Justicia Electoral la oficialización de su nueva agrupación: "Sí Cumple".

Casi tres años después de que Toledo tuviese una imagen positiva superior al 70 por ciento y de que arrasar en segunda vuelta de las elecciones presidenciales a Alan García (APRA), la gente perdió la esperanza y está perdiendo la paciencia. El gobierno de Toledo está en su peor momento. Jaqueado por las denuncias de corrupción y la falta de credibilidad popular, al gobierno de Toledo se le hace cada vez más difícil sostener la gobernabilidad de su país.