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 miércoles, 24 de marzo de 2004

La estrategia electoral de Bush, puesta en entredicho

Washington. - Las acusaciones de un ex responsable de la Casa Blanca sobre las carencias de la administración estadounidense en la lucha antiterrorista afectan al núcleo de la estrategia electoral de George W. Bush para lograr su reelección en noviembre próximo. El presidente republicano "quiere poner en el centro de su campaña lo que presenta como su muy fuerte reacción durante e inmediatamente después del 11-S", subraya Erica Davis, profesora de ciencias políticas en el Middlebury College (New Hampshire, noreste).

En un libro presentado el lunes, Richard Clarke, ex responsable de la lucha antiterrorista en el seno del Consejo Nacional de Seguridad (NSC) de la presidencia estadounidense, acusa a Bush de haber ignorado las advertencias antes de los atentados de 2001.


"Trabajo horroroso"
Afirma que la Casa Blanca, de la que formó parte hasta febrero de 2003, hizo un "trabajo horroroso" contra el terrorismo y reprocha a Bush haberse equivocado de blanco al atacar a Irak un año atrás. Se trata de un ataque al discurso de campaña de Bush, que intenta capitalizar su firmeza contra los terroristas y su intervención en Irak presentando a su adversario demócrata, John Kerry, como una persona vacilante y poco decidida.

La administración Bush reaccionó virulentamente a las críticas. El vicepresidente Dick Cheney declaró que Richard Clarke no formaba parte de los que tomaban decisiones. La jefa del NSC, Condoleezza Rice, reprochó a su antiguo subalterno su "reescritura de la historia" e insinuó que no fue capaz de impedir varios atentados contra objetivos estadounidenses entre 1998 y 2000, antes de la llegada de George W. Bush al poder. No es, sin embargo, la primera vez que un ex funcionario ataca a la administración republicana.

David Kay, ex jefe de los inspectores estadounidenses en Irak, admitió en enero que es evidente que no hay armas de destrucción masiva en ese país. Para Bush ese golpe también fue muy duro porque había pretendido justificar la guerra contra el ex dictador iraquí Saddam Hussein por la supuesta presencia de armas de destrucción masiva capaces de amenazar a EEUU.

John Kerry, quien había votado a favor de la guerra, acusa ahora a Bush de haber engañado a la población.

El ex secretario del Tesoro Paul O'Neill, despedido a fines de 2002, acusó en diciembre último a Bush de incompetente en materia económica y de haberse obsesionado con derrocar a Saddam Hussein. "El presidente es como un ciego en una pieza llena de sordos", dijo en un libro publicado el año pasado.

Las acusaciones de Richard Clarke tienen lugar en un momento en el que la campaña electoral está en pleno desarrollo. Para la Casa Blanca, están destinadas a hacerle el juego a Kerry, a pesar de que su autor tiene antes que nada el típico perfil del alto funcionario. (AFP)

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