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 domingo, 21 de marzo de 2004

Rosario desconocida: Un siglo de esplendor

José Mario Bonacci (*)

En este camino que estamos transitando por la historia y los cambios urbanos de la ciudad, entramos ahora en el comienzo del siglo XX, que fue testigo y receptor de un desarrollo vertiginoso e indetenible respecto del paisaje urbano construido y a través de un empuje sorprendente.

No encontramos mejor punto de iniciación que comenzar con el conjunto conformado por el bulevar Oroño y el parque Independencia. El bulevar cobijó a la mejor arquitectura de aquel entonces, y esta le dio junto a otros componentes el carácter de arteria distinguida con la marca visible de un conjunto de ideas y propósitos que progresaron con el andar de los años.

El adalid mayor de estos cambios fue el intendente don Luis Lamas, con inusitada capacidad de acción. No sólo alcanzó el título de Padre del Parque Independencia. Armonizó aquella idea magistral con otros emprendimientos y éstos cambiaron el rostro de la urbanidad local. Durante la gestión de Lamas se iniciaron también las obras del Puerto Moderno, la Asistencia Pública y el Mercado Central (desaparecidos), la avenida Costanera, se creó la Comisión pro Primer Monumento a la Bandera, y otras acciones más.

Los restos del intendente Lamas reposan hoy en el cementerio El Salvador, luego de haber estado extraviados durante varias décadas en el mismo predio y cuya recuperación se debió a la labor de investigación tesonera realizada por el inolvidable Wladimir Mikielievich.

El parque debió esperar varias décadas para alcanzar su fisonomía actual, como ocurre con todo emprendimiento en que los elementos naturales y ornamentales exigen el tiempo necesario para su desarrollo. En 1915 se completó El Rosedal y en la vereda opuesta de Oroño (oeste) apareció una gran confitería y salón de té, "El pabellón de las rosas" (desaparecido).

El año 1928 vio nacer el monumento al general Belgrano en este mismo sector y para 1930 el lugar había tomado características de paseo distinguido y obligado, destacándose en su vecindad y junto al popular lago, el recreo de "La Montañita", donde se llegaron a realizar exhibiciones cinematográficas y alguna vez también sonó la voz en vivo de Carlos Gardel.


Museos
En 1936 se inauguró una de las instituciones más prestigiosas de la ciudad: el Museo de Bellas Artes "Juan B.Castagnino", agregándose en 1939 el Museo Histórico Provincial "Dr. Julio Marc". También existió un zoológico en esquina de Oroño y Pellegrini (oeste) que para fines de los años 30 sufría importantes deterioros. Se decidió entonces su remodelación y Mario Solari Viglieno, por entonces joven arquitecto, concibió el lago ornamental que exhalta un bello cuerpo desnudo de mujer echado y rodeado de agua, y vecina a ésta una pajarera, hoy convertida en puesto de información turística, ubicada entre la arboleda que va preparando al caminante para ingresar al Parque Francés que Solari Viglieno concibió sobre Pellegrini, entre Alvear y Pueyrredón, siendo varios años después autor de la plaza del Foro, ubicada sobre calle Balcarce frente al Palacio de Tribunales. Se completa así la idea de las cuatro plazas en la unión de los antiguos bulevares Santafesino y Argentino (hoy Oroño y Pellegrini), comentados en la entrega anterior.

El siglo XIX en su década del 50 registraba unos 2.000 negocios. Comenzaba a funcionar la primera Bolsa de Comercio (desaparecida), en 1870 el FF.CC. unió a Córdoba con Rosario y cuatro años después el Banco Provincial de Santa Fe se convirtió en realidad. La economía tomó gran impulso y apareció en 1889 la primera gran fábrica de la ciudad (Refinería de Azúcar), convirtiendo a la zona en sector netamente obrero, con instalaciones hoy inmersas en planes urbanos de retransformación a través de cambios en la zona de Rosario Norte, Pje.Escalada, Puerto Norte y Parque Scalabrini Ortiz.

Estos puntos salientes del siglo XIX, junto a otros, llevan implícitos otros que en el siglo XX llevaron a la gran ciudad a posicionarse en su especial condición de Capital de los Cereales.

Completado el puerto moderno, este hizo nacer su esplendor urbano cuando la ciudad tomó jerarquía internacional como primera exportadora mundial de cereales. Aparecen magníficos edificios públicos como el Correo Central y la Aduana inaugurados en 1938, numerosos palacios particulares del centro histórico, algunos de los cuales reconvertidos en funciones culturales y otros usos, como el Museo de Arte Decorativo "Firma y Odilo Estévez", o el idéntico caso del Paseo del Siglo.

Mongsfeld fue uno de los que trabajó tesoneramente en la investigación y planificación urbanas durante su gestión como Prefecto del Gran Rosario, contándose entre sus trabajos el Plan Ferro-Urbanístico, del cual el acceso sur a puerto es uno de los jalones.

También se inserta en el panorama la acción de "otro hacedor de obras" como lo fue el intendente don Miguel J. Culaciatti, con gestión entre 1935 y 1938 y fuertes acentuaciones en cambios urbanísticos. En su administración se concibió el sector del Palomar en el parque Independencia, la bajada Puccio en Alberdi, la continuación de avenida Costanera de San Juan a Pellegrini con parquización de barranca e inauguración en 1942 del mural "El Sembrador", nacido del genio internacionalmente reconocido de Lucio Fontana, conmemorando el primer embarque de cereal hacia el exterior en ese mismo punto. Otra de sus obras fue la pavimentación de bajada Pellegrini que completó así la citada idea de 1868 para contar con una verdadera circunvalación urbana, aunque el crecimiento de la urbe para 1942 rebasaba con creces los límites del proyecto inicial. Habían transcurrido 74 años.

Todo se hace más cercano a partir de 1950. La gente de la ciudad en gran medida y número ha sido testigo presencial de actos que acentuaron el nuevo rostro urbano. Muchos durmieron en el papel, otros quedaron inconclusos, pero fueron depositarios de intenciones y sueños, o se convirtieron en antecedentes valiosos que tiempo después pudieron concretarse, combinándose con otras propuestas. Como cuerpo vivo que es, la ciudad sigue manifestándose y agregando capítulos y componentes físicos, muchos de los cuales avanzan hacia alturas formidables por su importancia y giro hacia un mayor respeto y preocupación por el patrimonio local.

(*) Arquitecto

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El Parque Independencia en 1902.

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