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 domingo, 21 de marzo de 2004

"Cuaderno de vacaciones": Notas para recuperar la infancia

Leonel Giacometto

Contados con los dedos de la mano y no más grandes que una pequeña cajita de música, los cinco o seis libritos (libritos sí, no libros; su poesía exige una ubicación especial) de Francisco Garamona (Buenos Aires, 1976) dan muestra sonora, visual y sensorial de una voz dentro del panorama de la poesía argentina reciente. O sea, su voz toma cuerpo, y sus poemas dan una sensación como de abandono y extrañeza que las palabras que los forman van descifrando, describiendo, como esas imágenes táctiles que diseñan una parte de un mundo personal.

En "Cuadernos de invierno", la primera parte de "Cuaderno de vacaciones", hay un recurrir constante al sueño, pero no como un replegarse o como un entrar en sí mismo, sino como una forma de conocimiento, de comunicación. Desde el comienzo el libro puede leerse como un cuaderno de notas de la infancia, donde abundan la naturaleza, la luz, los espacios abiertos y una ambigua inocencia.

"Carcarañá" es la segunda parte del libro y basta la anécdota de unos días de camping para enlazar aires litoraleños con toda la poesía de esta zona crepuscular del país. "Cuaderno de vacaciones" es la última parte del libro y resume toda la "poética", es decir, la manera que tienen los escritores de "comunicarse" (sobre todo en vacaciones). ¿Qué hacen los escritores cuando se van de vacaciones? Escribir, por supuesto. Pero, ¿qué otra cosa podrían hacer? Nadar en una corriente verde y ser esa corriente verde, hacer un recuento de las horas, dejarlas pasar; enterrar a un animal en el fondo de la casa alquilada por una temporada. Hay una quietud parecida a la alegría en todo el libro y al mismo tiempo una inquietud, como la visión de un rostro apenas entrevisto en la ventanilla de algún automóvil (o un tren, o un colectivo). Hay ritos, ritmos y sonidos que se funden a las imágenes, al tono fresco y casi rural de este librito. En uno de sus mejores pasajes se lee: "El río trajo la polvareda de dos/ ahogados jóvenes en las redes/ de un naufragio transparente./ Un barco azul sin velas esperaba/ en la orilla. Nosotros nadamos,/ nos perdimos en la correntada verde,/ con unas luces que marcaban las zonas,/ los lugares por donde había que ir".

Francisco Garamona vive en Rosario. Publicó, entre otros libros, "El verano" ( 2001) y "Pequeñas urnas" (2003). Es artista plástico, músico y codirige Mancuerna, revista de poesía de aparición trimestral.

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