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 domingo, 21 de marzo de 2004

El mal tiempo le impidió llegar hasta Mar del Plata, su destino final
Un bermudense recorrió solo 800 kilómetros en kayak por río y mar
Sin apoyo náutico ni terrestre y luchando contra viento y lluvia tardó 24 días en unir Rosario con Villa Gesell

Norberto Puntonet / La Capital

Capitán Bermúdez. - Hacer una travesía en kayak desde Rosario hasta Villa Gesell no es nada nuevo, ya muchos lo lograron. Pero solo, sin apoyo náutico y terrestre ya es otra cosa. Esteban Bragagnolo, 28 años y bermudense, deportista nato y aventurero no quiso desaprovechar las tres semanas que tenía de vacaciones y el 3 de febrero pasado se hizo al río hasta llegar al mar. Remó 800 kilómetros no sin antes sortear con entereza el embate de la lluvia, el viento y los mosquitos.

Esteban preparó el viaje con 48 horas de anticipación pero su buena forma física no le iba a impedir emprender la aventura hasta Mar del Plata, el destino inicial. Las inclemencias del tiempo de algunos días hicieron que el viaje terminará 80 kilómetros antes, en el Faro Querandí, ubicado a unos 20 kilómetros al sur de Villa Gesell. "Se me terminaba el tiempo y tenía que volver a trabajar", contó con resignación.

El joven, quien trabaja en la Municipalidad de Rosario, en el área de Servicios Públicos, contó a La Capital que ya realizó varios raídes. "Hice Rosario-Victoria, Rosario-Martín García (Buenos Aires), Puerto Ansino (Santa Fe)-Rosario, Colonia del Sacramento (Uruguay)-Rosario y viajes a través del río Atuel (Mendoza), Carcarañá y Coronda, entre otros. Pero mi sueño era remar en el mar", dijo para agregar que hace ocho años que practica ese deporte y cinco que se dedica a viajar.

También practica pesas, aerobic, trekking, natación y judo. "Tengo amigos que ya hicieron una travesía similar y siempre que escuchaba las aventuras me daban ganas de hacerla yo también. Nunca había remado en el mar y eso me daba vueltas por la cabeza, hasta que me animé. El viaje me llevó 24 días, haciendo paradas en San Nicolás, San Pedro, Baradero, Zárate, Tigre, Olivos, Quilmes, Río Santiago, Berizo, Atalaya, Punta Indio, Castelli, Bahía de Samborombón, San Clemente del Tuyú, Las Toninas, Mar de Ajó, Pinamar y Villa Gesell".

Una carpa, equipo de camping, sol de noche, gas, botiquín, agua mineral y alimentos como arroz, fideos, aceite, quesos, leche en polvo, galletitas, cereales y frutas fue el equipaje que Esteban llevó en su embarcación. En cuanto a la seguridad llevaba un chaleco salvavidas, una linterna frontal, luces de bengala, destelladores de bicicletas, un remo de repuesto, cabos y un kit de herramientas para reparar el kayak, que nunca llegó a necesitar.


Largos trayectos
El navegante explicó que en el Paraná remó entre 75 y 85 kilómetros diarios, en el Delta, entre 50 a 60; en el Río de la Plata, entre 40 y 50, y en el mar entre 25 y 40 kilómetros."Acampé en clubes náuticos hasta La Plata y luego en campings y en destacamentos de la Prefectura Naval y de la Armada. Rescato la hospitalidad de mucha gente que sin conocerme me dio lugar para dormir, comida, información y hasta me prestaron radios de VHF para consultar sobre el tiempo que me esperaba", contó Esteban al recordar que su kayak se dio vuelta en dos oportunidades, pero "con la maniobra de autorrescate pude volver a la posición normal y seguir remando".

La bahía de Samborombón lleva tres días cruzarla, con pocos lugares adecuados para poder acampar. "El clima no siempre me acompañó, y a veces los lugareños no me sabían explicar los secretos de cada lugar. Un par de veces quedé varado en el barro del Río de la Plata, a unos 300 metros de la costa. Me tuve que meter en el barro hasta la cintura y caminar arrastrando el kayak hasta el canal, o sino tenía que esperar que suba el río, eso fue en el canal 9, unos 50 kilómetros antes de San Clemente del Tuyú", añadió.

Esteban anotó día a día las alternativas de la aventura en un diario. El tiempo se le iba terminando y Mar del Plata estaba cerca, a 80 kilómetros, pero los días de mal tiempo y el viento en contra hicieron que en Villa Gesell terminara el periplo. "No pude llegar a Mar del Plata por el tiempo que perdí, no porque no pudiera físicamente", aclaró el navegante solitario.

Al ver que no podía llegar a su destino final, Esteban se contactó con dos rosarinos que veranearon en Mar del Plata y no dudaron en traerlo a Bermúdez con su kayak, al que sólo tuvo tiempo de dejarlo en la guardería e ir al trabajo, cansado y sin dormir, pero feliz por la aventura vivida y por haber cumplido uno de sus sueños: remar en el mar.

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