| domingo, 21 de marzo de 2004 | El profesor Snape de "Harry Potter" fue figura en Mar del Plata Alan Rickman: "Estoy seguro de que preferiría morirme de hambre antes que actuar por dinero" El actor construyó su carrera trabajando tanto en Hollywood como en el cine independiente Pedro Squillaci / Escenario Mar del Plata (enviado especial).- Alan Rickman, una de las estrellas más famosas del Festival de Mar del Plata, dijo que no le interesa ganarse un Oscar y prefirió no dar detalles de su personaje en Harry Potter hasta que termine la saga.
-Disculpe señor Rickman, no hablo inglés...
-Discúlpeme usted, que yo no sé hablar español.
El diálogo inicial, en un inglés básico, se dio en el bar del hotel Hermitage, entre el diario La Capital y el actor inglés en una una entrevista antes de la masterclass del responsable de darle vida al enigmático profesor Snape, en la saga cinematográfica de "Harry Potter". El gesto de cortesía no es un dato menor. Es un pincelazo de la gentileza típica de un señorito inglés, aunque él se rehuse a esta denominación. "Ingleses son Churchill y Lennon, y yo no veo similitud entre ellos", destacó.
El actor nunca miró el reloj en la entrevista, se explayó el tiempo que consideró necesario para cada pregunta y trató de que la traductora entendiese todo los detalles de su exposición. Es más, le pidió al fotógrafo amablemente -y con una sonrisa- que no gatille más la cámara porque no podía concentrarse en las respuestas.
Así, dejó en claro algunas cuestiones básicas. Afirmó que no sueña con ganar un Oscar, ni cree que alguna película de "Harry Potter" llegue a ser tan premiada como lo fue "El señor de los anillos". Y de su personaje en aquella saga dijo: "De Snape no puedo hablar, porque Harry Potter todavía no terminó". La actuación es su pasión y lo explicó de esta manera: "Me dediqué a actuar porque sentí que era algo que hacía mejor que otras cosas. Pero nunca actué por dinero, y estoy seguro de que nunca lo haría, antes preferiría morirme de hambre".
-Usted participó en "Duro de matar", "Sensatez y sentimientos" y "Harry Potter", ¿qué elementos tuvo en cuenta para actuar en filmes de características tan distintas?
-Hay cosas que se pueden medir y cosas que no. Uno puede medir un buen guión pero no siempre puede ver cómo ese texto se adapta al personaje.
-¿Alguna vez privilegió lo económico por sobre lo actoral?
-No, preferiría morirme de hambre. He tenido mucha suerte porque siempre hice los trabajos que quise. Aunque, como les ocurre a todos los actores en su carrera, hubo períodos extensos de mi vida en que estuve sin trabajo.
-¿Por qué motivos eligió actuar, cuál fue el disparador que le despertó la profesión?
-Es como una compulsión que uno siente. No es una cosa que uno se levanta a la mañana y decide de golpe ser actor. Es de la misma manera como se siente el pintor, el cantante, el jugador de tenis, si se quiere. Es esa cosa que uno sabe hacer mejor que otras personas y es lo que mejor le sale. Antes de ser actor, estudié diseño gráfico.
-¿El proceso de elaboración de un filme se disfruta o se sufre hasta su estreno?
-¿Usted me pregunta como director o como actor?
-Si es tan amable, dígalo de ambas maneras.
- Como director tengo apenas una película, fue "La visitante del invierno" ("The Winter Guest"), protagonizada por Emma Thompson y su madre, la actriz Phyllida Law, y lo bueno es que uno no tiene que someterse a las sesiones de maquillaje (risas). Y como actor, cada proyecto es diferente, y está determinado por una narrativa distinta y un director distinto. Una cosa que es inamovible y nunca cambia, es que uno sabe que está rodeado por expertos, que tienen la película en la cabeza. Pero yo resalto la necesidad de la disciplina, por sobre todo.
-¿Por qué rescata esto?
-Es que hay actores a los que no les gusta ensayar. Y yo creo firmemente en la necesidad de los ensayos. La verdadera libertad emana de la disciplina. Ser profesional es llegar al set listo y tocar las propias teclas. La virtud de los directores es tocar las teclas que uno no sabía que tenía. Uno es su propio instrumento y ese instrumento cambia todo el tiempo. La disciplina tiene el alimento lunático, que es el director y los actores, y por otro lado uno tiene como ese gran almohadón o amortiguador, que le da respaldo a todo el proceso de la película. De todos modos, a veces pienso que el teatro es un lugar mas solitario.
-¿Alguna vez le tocó componer un personaje tan complicado de abordar, que dijo "esto no es para mí, lo dejo".
-Yo no le tengo miedo a los temas, hice un personaje en teatro en "Relaciones peligrosas", que era un personaje totalmente inmoral hasta los últimos tres minutos de la obra. Este personaje, Valmont, reconoce sus errores en el lecho de muerte. Y descubrí que representar a un personaje tan autodestructivo durante un período tan extenso de tiempo es algo muy peligroso de encarar. Parte del problema de ser actor es el hecho de que uno sabe que la actuación es simulación, pero se simula del cuello para arriba, el resto no puede simular. Y uno puede sufrir perjuicios.
-¿Sueña con ganar un Oscar?
-No, en absoluto.
-¿Se vuelca más por el cine independiente o el de la industria norteamericana?
-Mi carrera fue un intento de sobrevivir en ambos campos. Desgraciadamente, la gente que hace cine independiente cuando necesita financiación y tiene que recurrir a los inversores, estos últimos son los que determinan quién va a estar en la película. Porque si no está tal o cual actor, seguramente no estará el dinero. Creo que esto es algo totalmente desatinado y es como una prisión para los realizadores independientes. Pero, bueno, así es la vida.
-¿Qué es lo que más le atrae de su personaje Snape?
-No hablo sobre Snape, porque la historia todavía no terminó.
-Le parece que así como "El señor de los anillos" tuvo su reconocimiento por la Academia también alguna vez le llegará el turno a "Harry Potter"
-No creo que se gane tanto Oscars, a menos que hagan una secuela de siete películas. Pero cuando es un producto tan orientado a los chicos uno está lidiando con un animal diferente, un producto distinto. Sin embargo, hay un trabajo fantástico que han hecho tanto los especialistas en cinematografía como los diseñadores de producción en estos filmes, y ése trabajo deberían ganarse su reconocimiento.
-¿Alguna vez hizo cine testimonial, de corte político?
-Cada vez que uno sale al escenario es un acto político. Nunca me ofrecieron papeles de obreros o mineros que soportan políticas explotadoras de Margaret Thatcher. Pero de hecho, haría un personaje así, tengo esperanza que alguna vez me llegue. Lo importante no es el personaje sino lo que está escrito.
-¿Y habría un tema en especial que le gustaría involucrarse?
-Con un tema como Malvinas podría involucrarme. Nosotros sufrimos mucho por eso en Inglaterra, y me imagino que ustedes habrán sufrido igual o más en este país. Pero lo haría desde el presente y no como un viaje al pasado.
-¿Conocía el cine argentino?
-Cuando vi "Memoria del saqueo" de Pino Solanas me hizo medir mi propia ignorancia. Sería bueno que Pino haga una película sobre Tony Blair. Es más, ya se lo dije.
-¿Usted acata todas las órdenes de los directores con los que trabaja o, con su experiencia, sugiere ideas y pide sus tiempos?
-Acatar es obedecer. La verdad es que no me gusta la palabra obedecer. Pero estoy acostumbrado a actuar con directores de distintas nacionalidades y la verdad es que no tienen muchas diferencias entre sí. "Estamos apurados" y "Se nos acaba el dinero" son dos frases que siempre suenan en los sets de filmación. A veces hay que pedir 30 segundos para concentrarse. La concentración es el arma más poderosa que tiene un actor. Otras veces hay que decir: "Hey, aquí hay una persona, un momento". Pero, seguramente si trabajaría con Fellini haría todo lo que él me pidiera (risas). enviar nota por e-mail | | Fotos | | Foto: Osvaldo Ever Braillard | | |