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 domingo, 21 de marzo de 2004

Punto de vista: El éxito aguanta cualquier cosa

Fernando Toloza / Escenario

El éxito de "La niñera" y "Los Roldán" parece soportar cualquier cosa, incluso la copia, o la falta de coordinación, entre ellos. En los dos programas parte del suspenso de la trama se centró en la suerte de dos perros, uno por cada programa. La señorita Flor llevó un perro (Manchita) a la casa del señor Iraola y el can hizo de todo, desde sus necesidades en cuanto zapato se le cruzaba hasta robar el muñeco de un ventrílocuo. En "Los Roldán", la extraña angustia de Violet, la perra de los Uriarte, ocupó varios capítulos y a ella se sumó el protagonismo de Tarzán, el perro de los Roldán, un can "mezcla" sin ninguna fineza, como corresponde al verosímil de los personajes.

El tono de la historia canina de "La niñera" fue naif. El de la anécdota en "Los Roldán" apostó a la innovación y se narró desde la perspectiva del perro, con imágenes en blanco y negro (se dice que los perros no ven en colores), y con un acercamiento hiperrealista a las intimidades de Violet. El encuentro de Violet y Tarzán se produce con Lisa (Florencia de la V) como testigo involuntario. ¿Quién si no para semejante bizarría?

¿Se terminaron de golpe las ideas, que dos programas, del mismo canal y uno detrás de otro, apuestan al mismo recurso? ¿Está naciendo una nueva escuela de actuación canina y "La niñera" y "Los Roldán" quieren ser los primeros en aprovecharla?

"Los simuladores" habían encontrado el recurso el año pasado cuando incorporaron en su segunda temporada a un can inteligente. Pero los canes habían llegado mucho antes a la tele criolla. La inolvidable Tita Merello le dio un protagonismo fenomenal al horrible Corbata, y Susana Giménez la emuló con Jazmín, ese testigo mudo de una vida muy agitada. ¡Si Jazmín hablara!

Entonces la pregunta es: ¿ha comenzado una nueva época de bonanza para los perros en la pequeña pantalla? O simplemente fue un recurso de autores presionados por mantener el rating alto, tratando de ser originales a toda costa, aunque por ahora el controvertido Carlitos Balá siga siendo el más ingenioso con su Angueto, ese perro imaginario que nunca se quedaba quieto.

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