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 domingo, 07 de marzo de 2004

A la escuela. Las familias se suman al debate sobre el sistema educativo
Qué esperan los padres de la enseñanza que reciben sus hijos en el colegio
Piden que aprendan a estudiar y se eduquen en valores

En alguna medida, los padres también comienzan las clases mañana. Después de las vacaciones tienen que reacomodar horarios, gastos, reglas y hábitos en función de la escolaridad de sus hijos. Sobre ello tienen mucho para decir, también sobre lo que esperan de la escuela y de cuáles son sus propias responsabilidades al momento de educar. La Capital reunió a cinco padres, que sumados tienen a su cargo ni más ni menos que a 32 alumnos, casi una división completa. Son mamás y papás de estudiantes de escuelas rosarinas con distintos perfiles: privadas, públicas y confesionales, del centro y de los barrios. Una pequeña muestra de quienes también son los actores de la escena escolar.

Domingo Pereyra (47 años, diez hijos, tres de ellos asisten a la escuela pública Juan Diego, del barrio toba de Empalme Graneros): "Vine del Chaco a vivir a Rosario hace cuatro años. Decidimos con mi mujer enviar a nuestros hijos a la escuela que nos quedara más cerca de nuestra casa, y nos gusta, los chicos al menos van contentos. Yo cursé sólo hasta tercer grado, por eso lo que más aspiro es que mis hijos aprendan a leer y escribir bien, a estudiar. Con mi esposa no podemos ayudarlos mucho con las tareas, entonces reciben apoyo escolar en el centro comunitario de la Madre Jordán. También allí comen y me ayudan con los útiles. El país tiene que destinar más plata para educación y salud, así no se repetirían historias como la mía, que soy un hombre grande y no tengo ni un oficio".

Norah Priotti (46 años, cuatro hijos, uno de los cuales cursa en la escuela pública Nº53 Bernardino Rivadavia, ubicada en Juan Manuel de Rosas al 1200): "No considero que la educación de nuestro país esté pasando por su mejor momento y esto no es por culpa de los maestros, sino fundamentalmente por los bajos presupuestos. Desde la escuela pública se hacen esfuerzos: muchos alumnos y docentes participan de olimpíadas y salen bien; todo se hace a pulmón, pero no todos los chicos tienen las mismas oportunidades. Padres y maestros debemos pedir una educación más equitativa, y también debemos tratar de ser coherentes al momento de educar, ambos formamos a nuestros hijos. Los padres no podemos tomar a la escuela como guardería".

Alejandra Gayol (39 años, madre de cuatro varones, dos de ellos van al Colegio del Sol, de Francia al 1100): "A la hora de elegir una escuela es importante pensar en que tenga idiomas y computación, pero mucho más importante para mí es que las divisiones sean de pocos chicos, que se respeten las individualidades y que el establecimiento esté en el barrio, que mis hijos compartan con sus compañeros el club, los cumpleaños y otras actividades. Creo que en materia pedagógica se deben dejar de copiar fórmulas extranjeras, cosas del Primer Mundo que no podemos sostener, y centrarnos en nuestra historia".

Viviana Ordóñez (40 años, mamá de siete hijos, cuatro asisten a la Eempa Juan Manuel de Rosas y dos son alumnos de la escuela pública Nº93 Guido Spano, de pasaje Parker y Ocampo): "Yo no puedo pagar una escuela privada, así que mando a mis hijos a la que me corresponde según el radio. ¿Si estoy conforme? Más o menos, me parece que a los chicos antes se les enseñaba más y mejor. Es que ahora todo se hace por fotocopia, eso no me gusta. Otra cosa que no me parece bien es que las escuelas públicas estén en tan mal estado, yo terminé el secundario en una Eempa (Escuela de Enseñanza Media Para Adultos) que agrupaba a más de sesenta alumnos en un salón. Si a los gobernantes les interesara la educación esas cosas no sucederían. Y además hay que incentivar con mejores sueldos a los maestros, si a mí me vuelven loca mis hijos me imagino qué debe ser enseñar a 30 ó 40 chicos a la vez".

Pablo Cámpora (41 años, padre de siete nenas que asisten a los establecimientos confesionales Mirasoles y Jardín Los Senderos): "La responsabilidad de educar a los hijos es de los padres: yo quiero que mis hijas sean capaces en lo intelectual, pero también en lo humano, en los valores. Que sean solidarias, voluntariosas, honestas, libres, que tengan fe en un fin trascendente y sean alegres. A mí los docentes me deben ayudar a educar a mis hijas, no puedo enseñarles matemática, lengua o inglés, y a la vez debo participar yo de la acción escolar. Los padres debemos involucrarnos más. Estoy convencido de que un chico no será más educado que otro porque sea más cara la cuota de su escuela, sino por la educación y el ejemplo que le dieron en su hogar".

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Pablo, Alejandra, Domingo, Viviana y Norah, a clases.

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