| | domingo, 29 de febrero de 2004 |
 | De la época del libro "Upa"
Distendido, el gobernador Jorge Obeid concluía una ronda de charlas informales con los periodistas de la ciudad de Santa Fe. La idea de "conversar de todo entre todos" fue el título con que el mandatario invitó a la austera ronda de cafés a los hombres de prensa. Como suele suceder en estos casos no hubo revelaciones, confesiones, secretos ni nada jugoso por encima de los discursos oficiales pero sirvió para romper el hielo desde una administración que, por el gesto, parece dispuesta a jugarse la apuesta de abrir las puertas a la curiosidad periodística. No obstante, la cosecha más nutrida de datos se la llevó el propio Obeid. Al menos, la reunión le deparó una propicia oportunidad para actualizar su lista de teléfonos. "Es que -explicó- he cambiado de agenda". Con esa excusa anotó los números de distintos periodistas. "Yo no ando muy bien con la tecnología, las noubucs (sic) y todas esas cosas. Yo soy de la época del cuaderno Tacuarí y el Tamborcito. Yo aprendí a leer con el libro Upa". A confesión de parte...
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El carné más importante
En la misma conversación informal que mantuvo el gobernador con la prensa, hubo quien no se privó de acicatear al mandatario en su pasión más visceral. "Gobernador, no habló de su mufa tatengue", fue el tiro certero que hizo saltar al destinatario de su asiento como no lo habían logrado los múltiples intentos por arrancarle definiciones sobre la interna política o el aumento a los empleados provinciales. "Mirá, mirá... este es el carné de gobernador" se apuró a contestar, mientras lo sacaba de su bolsillo para explicar a renglón seguido: "Yo uso el carné de gobernador para proteger las cosas importantes. Así que no jodan, no jodan con Unión", advirtió a sonrisa batiente. Y ahí, dentro del carné de gobernador, estaba el "importante": el de socio tatengue. ¿Fanático yo?
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El temperamento es lo último que se pierde
Todos saben que Horacio Usandizaga dista de ser un hombre tímido o de reacciones cautelosas. Más bien, todo lo contrario: el Vasco suele ser traicionado por un temperamento volcánico y de ello existen pruebas concretas en su extensa vida política. Pero ahora, que está "retirado", no debería tener motivos para protagonizar semejantes despliegues de carácter. Salvo, claro, que vaya a la cancha a ver a Central. El pasado jueves el ex intendente estuvo en el partido contra Sporting Cristal por la Libertadores y a medida que los minutos pasaban mostró su personalidad verdadera, como un Jekyll que paulatinamente fuera transformándose en Hyde. Antes de que el encuentro comenzara, se lo vio concentrado y serio; a tal punto, que ni siquiera se dignó esbozar un comentario sobre las notorias bondades de las porristas. En el primer tiempo, los numerosos cigarrillos que fumó le bastaron para calmar su cada vez más evidente nerviosismo. Pero ya avanzado el segundo, cuando Central caía y no encontraba los caminos para vulnerar el arco peruano, el hombre recordó quién es y mandó la circunspección al demonio: "¡Pero abran la cancha, boludos...!", disparó. Qué modales. |
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 | "La última vez que lo vi a Reutemann fue cuando perdió una de las tantas carreras que corrió. Los menemistas son así, ven enemigos en todos lados"
Luis Juez
Intendente de Córdoba | Ver noticia  | |
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La Ciudad
