| domingo, 22 de febrero de 2004 | La xenofobia en la Cámara de Diputados Un discurso del actual vicepresidente Daniel Scioli, tomado como ejemplo de racismo Teun van Dijk Una de las asociaciones más frecuentes, tanto en Europa como en Latinoamérica, es la de inmigración (o minorías residentes) y delincuencia. En Argentina se atribuye habitualmente el notable aumento del índice de criminalidad a los inmigrantes pobres de Perú y Bolivia. El señor Pichetto lo confirma así en su discurso al emplear dispensas típicas tales como "de ninguna manera hago un planteamiento xenófobo", etcétera. En efecto, al igual que siempre ha sucedido en los partidos políticos europeos de derechas, se propone deportar a aquellos inmigrantes que hayan cometido algún delito. El señor Scioli, colega de Pichetto, apoya este extremismo e incluso lo reafirma al pronunciar las siguientes palabras (N. de R.: En la Cámara de Diputados):
Sr. Scioli: - Señor presidente: quiero poner mucho énfasis en este punto que está describiendo el señor diputado Pichetto, porque nada tienen que ver las características de los inmigrantes que hoy están llegando a nuestro país, especialmente a nuestras grandes ciudades, con las de aquellos inmigrantes italianos y españoles que han hecho grande a nuestra patria, cuando vinieron a trabajar y a poner industrias.
Esto se ve claramente reflejado en el caso concreto de muchos delitos que están azotando la ciudad de Buenos Aires con tours de delincuentes que vienen de otros países, con tours sanitarios que vienen a ocupar nuestros hospitales, con delincuentes que vienen a usurpar casas y a ejercer la prostitución.
Argentina hoy vive al revés: estamos exportando ingenieros y científicos, y estamos importando delincuentes. Esto no significa ir contra la inmigración. Tenemos que tomar los ejemplos de otros países, como España, que ha producido un sinceramiento en la situación y protegido a los suyos.
Por eso tenemos que empezar a proteger a nuestra gente, sancionando una ley migratoria que contribuya a erradicar gran parte de la delincuencia, porque como bien se dijo aquí, la derogación del "dos por uno" no es suficiente.
Es interesante darse cuenta en este ejemplo de que, aparte de la directa y familiar asociación de la inmigración con la delincuencia, o con el abuso de los servicios sanitarios y sociales, el señor Scioli también realiza una distinción entre "antiguos" y "nuevos" inmigrantes donde califica, obviamente, a los primeros de óptimos para Argentina, pero no así a los segundos quienes apenas hacen contribución alguna al país. Del apellido Scioli podría sospecharse que es de ascendencia italiana, con lo cual aclara la distinción que hace entre unos inmigrantes y otros. Este antagonismo podría explicarse en los términos de la conocida categorización de los "establecidos" y los "de fuera". No obstante, este caso es todavía más grave ya que una reacción negativa de ese tipo no se refiere a ningún recién llegado, sino que se emplea selectivamente contra aquellos que se perciben como "racialmente" distintos, por ejemplo los que tienen un aspecto "más indígena" o los inmigrantes pobres de Perú y Bolivia. Una vez más se trata de un racismo parecido al que se da en Europa occidental contra los inmigrantes, y que se dirige de manera selectiva según sean más o menos evidentes las "diferencias", es decir, hacia la mayoría de individuos de Africa, Asia o Latinoamérica, o a los de una cultura más o menos distinta, como los turcos en Alemania y en los Países Bajos. La conocida estrategia de la autorrepresentación positiva y de la presentación negativa de los "otros" que caracteriza el discurso abiertamente racista del señor Scioli se apoya en una retórica de contrastes que opone la inmigración antigua (buena) a la nueva (mala), y, también, en la imagen especular que contrasta la exportación de personal altamente cualificado con la importación de delincuentes. No satisfecho con esto, a estos patrones de generalización hiperbólica y explícita sigue alguna disculpa rutinaria (...)
Estas reflexiones van seguidas del comentario del primer orador, Pichetto, quien subraya que ni él ni el señor Scioli están "sosteniendo la bandera de la xenofobia". Una vez más, este tipo de mitigación sirve para introducir un ejemplo de delito (en este caso, asesinato) cometido por inmigrantes "ilegales", que según el orador tiene "características transnacionales" y que atribuye a "quienes vienen a la Argentina a robar automotores". De este modo, tanto el asesinato como el hurto de vehículos quedan definidos como "delitos extranjeros", lo que exime a los argentinos, o al menos puntualiza, que no son ellos quienes lo hacen más a menudo.
Estas reflexiones van seguidas del comentario del primer orador, Pichetto, quien subraya que ni él ni el señor Scioli están "sosteniendo la bandera de la xenofobia". Una vez más, este tipo de mitigación sirve para introducir un ejemplo de delito (en este caso, asesinato) cometido por inmigrantes "ilegales", que según el orador tiene "características transnacionales" y que atribuye a "quienes vienen a la Argentina a robar automotores". De este modo, tanto el asesinato como el hurto de vehículos quedan definidos como "delitos extranjeros", lo que exime a los argentinos, o al menos puntualiza, que no son ellos quienes lo hacen más a menudo.
(de "Dominación étnica y racismo
discursivo en América Latina") enviar nota por e-mail | | |