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 domingo, 22 de febrero de 2004

La experiencia de hacer una revista

Raúl García Brarda no guarda ningún ejemplar de La ventana, la revista que dirigió con Orlando Calgaro en los años 60. "Los rompí o los tiré en los años 70 -dice-. Ahora parece una locura, pero en aquella época uno podía terminar preso por los libros o revistas que tenía en la casa. Y no sé en cuál número habíamos publicado un reportaje a un líder de la guerrilla peruana, por esas cosas de la época, porque la revista no tenía ninguna definición política ni partidaria, más allá de cierta tendencia de izquierda".

Ahora García Brarda debe recurrir a la memoria. "Los tres primeros números -recuerda- salieron impresos en mimeógrafo. Después la revista se hizo en un formato tipo diario, traía ocho o diez páginas con tapa en colores. A partir del número 6, yo me aparté y la siguió Calgaro, que después fundó la Editorial La Ventana".

En la década siguiente, García Brarda fue colaborador de La cachimba, la revista que dirigían Guillermo Colussi, Jorge Isaías y Alejandro Pidello. "Aparecieron diez números entre abril de 1971 y diciembre de 1974", dice Isaías.

"A Guillermo lo conocí en 1968 en una presentación de un libro de Roberto Pollaccia, que se hizo en la vieja Sala de la Pequeña Muestra, de Armando Santillán -dice el memorioso Isaías-. Me dijo que había leído algo que yo había publicado en el suplemento literario de La Tribuna y que le había gustado. «Este me está cargando», pensé".

Todavía faltaba otro encuentro para que surgiera la revista. "Había un poeta de Córdoba que venía una vez por semana a Rosario. Le empecé a mostrar las cosas que hacía. Como los del Lagrimal eran medio patoteros, medio cargadores, no me animaba a mostrarles a ellos. A fines del 70 me invitó a un encuentro de escritores que se hacía en Colonia Caroya. Ahí me puse a charlar con un tipo que colaboraba como fotógrafo en la revista Espíritu XX y que resultó ser Alejandro Pidello".

La reunión fue inspiradora. "Cuando vi que circulaban un montón de publicaciones alternativas le dije a Pidello: «Nos vemos en Rosario, tengo algunas ideas»". Una de ellas fue hacer una publicación exclusiva de poesía. "La imprimíamos donde podíamos y después en la imprenta La Familia, de los Gandolfo". En 1973 apareció "Los colores del salón de lectura", de Pidello, el primer título de la flamante Editorial La cachimba, "sello todavía vigente", advierte Isaías.

Isaías es una máquina de disparar anécdotas. "La financiación se hacía según los tiempos. Alguna vez hicimos bonos de preventa. Recuerdo que cuando publiqué mi libro «Oficios de Abdul» me agarró el Rodrigazo. Yo le había pagado al imprentero, pero cuando fui a buscar los ejemplares descubrí que había multiplicado por cinco el precio. Me dio un pico de presión. El tipo me llevó en auto a mi casa y me vio tan mal que me decía: «páguemelo cuando quiera, no se haga problema»". Después, con el maremágnum de la inflación, no fue tan terrible".

"Los tres pensábamos lo mismo con respecto a la poesía pero para discutir el material teníamos gustos distintos. Discutíamos bastante. En el 73 se acercaron Héctor Piccoli, García Brarda y Enrique Olivay y las discusiones se hicieron más complicadas y más enriquecedoras".


Con editorial propia
Desde agosto de 1993, cuando apareció por primera vez, Ciudad Gótica ya puso en circulación 30 números. Sergio Gioacchini, el director, hace cuentas: "Hasta el momento publicamos a más de 300 autores. Y creo que al 80 por ciento de los escritores rosarinos", dice. La revista dio lugar además a una editorial que a la fecha lleva editados más de cien títulos y a los encuentro de escritores jóvenes y muy jóvenes, evento que reeditará este año.

En el origen, "pensábamos que hacíamos literatura urbana contemporánea: pretendíamos escribir de un modo más vital contra tanto costumbrismo. Cuando vine a Rosario veía que había grupos literarios que se odiaban a muerte. Yo los atravesé a todos, les pedí colaboraciones a todos. Y quise acercarlos a la gente haciendo una revista de quiosco".

Según Gioacchini, Ciudad Gótica se autofinancia, "aunque la recuperación del dinero es lenta". Los proyectos son incorporar color y más páginas. Y hacer una fiesta para festejar los cien títulos de la editorial.

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Sergio Gioacchini, director de la revista Ciudad Gótica.

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