Editorial

En lucha contra el dolor

Paradójicamente, el aumento de la expectativa de vida de la población global ha traído consigo un efecto nefasto: es que la creciente incidencia de enfermedades degenerativas como causa de muerte significa el incremento simultáneo del dolor como el enemigo principal a combatir, cuando de antemano se conoce que la lucha principal ya está perdida. El valor de la medicina que se ocupa de enfrentar a tan temible enemigo, concediendo dignidad al duro tramo que tantas veces cierra un ciclo vital fecundo, es reconocido hoy de manera unánime, hecho que motoriza la creciente importancia de la especialidad y su constante expansión hacia nuevos ámbitos de ejercicio de la medicina.

En Rosario, y desde la esfera municipal, la tendencia queda reflejada en el anuncio hecho público por La Capital el pasado miércoles en su suplemento Salud de que a partir de mañana se pondrá en marcha el Programa de Cuidados Paliativos, dirigido a personas adultas con enfermedades crónicas evolutivas y/o terminales, y también a sus familiares. La implementación concreta del Programa se vehiculizará a partir de la creación de una unidad clínica integrada por especialistas en la materia que funcionará en el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias de Rosario (Cemar) y en el hospital Alberdi, al cual podrán recurrir galenos de todos los efectores públicos municipales.

Según se explicó en la nota, la visión del dolor que se desplegará en la unidad municipal para su tratamiento será integral, ya que no se servirá solamente de la tradicional terapia basada en los medicamentos sino también de otras opciones no vinculadas con la farmacología, tales como la terapia ocupacional, la kinesiología, la psicoterapia y las técnicas de relajación.

Después de largos años en que la imposición de un modelo económico acarreó funestas consecuencias para la salud pública, debe rescatarse como valioso para la ciudad el programa que se pondrá en marcha mañana. En tal sentido el municipio local debe ser contemplado casi como una isla, ya que resistió con éxito el vendaval antiestatal que provenía de la Nación en la década del noventa y logró fortalecer la crucial área de salud en épocas escasamente propicias para plasmar ese cometido. En el presente, cuando esa tendencia afortunadamente se ha revertido a nivel nacional, la continuidad de esa línea en Rosario redunda en obvios beneficios para su ciudadanía.