| domingo, 01 de febrero de 2004 | Bush y las armas que no aparecen Jean-Louis Doublet Washington.- La polémica sobre la ausencia de armas de destrucción masiva en Irak se convirtió en una cruz para el presidente estadounidense, George W. Bush, quien ve cómo la oposición demócrata la utiliza para socavar sus posibilidades de reelección el 2 de noviembre.
El presidente "está un poco acorralado. Está en una situación en la que justificó la guerra y ahora poco a poco eso se desarma", subrayó Trevor Parry-Giles, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Maryland.
"Hay tres soluciones: o bien encuentra nuevas razones, lo cual ya intenta hacer al anteponer la liberación del pueblo iraquí, o bien mantiene su posición, pero todo el mundo dice que no se encontrará nada, o bien reconoce que se equivocó. No parece preparado para elegir la tercera opción y se inclina más bien por las dos primeras", añadió.
Pero los candidatos demócratas endurecen sus ataques. "Este presidente ha traicionado cada una de sus promesas al pueblo estadounidense. Desencadenó la guerra. No construyó una coalición legítima para emprenderla. No esperó los resultados de las inspecciones internacionales (de armas de destrucción masiva en Irak). No escogió a la guerra como último recurso y creo que fracasó como comandante en jefe", acusó el senador John Kerry, actual favorito para la candidatura demócrata para las elecciones del 2 de noviembre.
David Kay, ex jefe del equipo encargado de hallar armas de destrucción masiva en Irak que renunció la semana pasada con una ráfaga de críticas, afirmó ante el Congreso que todos se equivocaron sobre la existencia de esos supuestos arsenales y pidió analizar el trabajo de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
La CIA, ¿chivo expiatorio? En medio de la controversia, la administración Bush se opone a una investigación independiente hasta que el Grupo de Investigación de Irak termine la búsqueda que realiza sobre las armas iraquíes. "Yo también quiero conocer los hechos", afirmó el viernes el mandatario. "Quiero comparar lo que pensábamos antes de ir a Irak, con lo que el Grupo de Investigación de Irak encontró", agregó. Una posible vía de escape sería hacer que la culpa recaiga en la CIA y pedir la renuncia de su jefe, George Tenet.
"De todos modos hay acusaciones contra el vicepresidente Dick Cheney acerca de que habría manipulado la información que se le entregaba. Aunque nada de todo eso haya sido probado, ello debilita la excusa según la cual los servicios de inteligencia se equivocaron e hicieron de la administración la víctima", estimó el profesor Parry-Giles.
"Los servicios franceses, los alemanes tenían la misma información, pero todos, salvo los británicos, dijeron que lo mejor era esperar. Fue Bush quien se empeñó en actuar", destacó.
La polémica es un desafío para George W. Bush aún más difícil de manejar, dado que la campaña electoral lo enfrenta a candidatos demócratas como Kerry, que enarbola su pasado de héroe de Vietnam, o Wesley Clark, ex comandante supremo de la Otán en Europa.
"Tenemos un presidente que utiliza la seguridad nacional con fines políticos y debemos exigirle cuentas", declaró Clark durante un debate organizado el jueves entre los siete candidatos demócratas, uno de los cuales será quien represente al partido en las elecciones presidenciales.
De todos modos, Kerry votó en 2002 la resolución del Congreso que autorizaba al mandatario a usar la fuerza contra Saddam Hussein, lo cual debilita su posición. Clark, por su parte, está lejos de ser favorito, según los sondeos.Evitando la cuestión de las armas de destrucción masiva, Bush presenta ahora nuevos argumentos para justificar la guerra y pone a Irak y a Afganistán en la misma bolsa.
"Dimos ultimátums a regímenes terroristas. Ellos eligieron responder desafiándonos y, por lo tanto, no existen más. Cincuenta millones de personas que vivían bajo una tiranía en esos dos países son ahora libres", insiste el mandatario en cada encuentro por su campaña política. (AFP) enviar nota por e-mail | | |