Lencería: Sencilla y cómoda

Tiempo atrás ver a una mujer en "paños menores" era mirar a una mujer por dentro. Llevar prendas ligeras era sinónimo de mujer avanzada, mientras que cargar con fajas y ceñidores de gran volumen en telas, garantizaba pureza. Pero siempre ha ejercido de puerta o puente entre la relación de pareja, y si una mujer era coqueta, lo era más aún en su diseño interior.

Hoy cualquier armario que se precie goza de una sección de ropa interior en la que es fácil ver cómo existen a su vez otras secciones. Por un lado, las prendas que tendrán una utilización más cotidiana y las que formarán parte de la elección más festiva. Es por eso que la ropa interior femenina no escatima en ingenio. En otras épocas no fue así, debido a que lo íntimo estaba relacionado con el sexo que se interpretaba como tabú.

El diseño del siglo XXI ha roto las barreras de lo censurado. En anteriores décadas el color blanco era esencial y único. Las prendas formaban conjunto con formas cada vez más variadas, pero siempre la mujer iba vestida de novia en su interior. Si en un primer término se alude a un principio higiénico que relaciona la esterilidad con la ausencia de tonalidades, también entraban en juego otras simbologías.

Rotos los tabúes, la nueva mujer alegra su vida interior con diseños adaptados a su cotidianeidad. Es usual ver ropa interior con dibujos que antes eran inverosímiles. Esto produjo un efecto de ampliación del mercado de la moda por lo que la mujer ha llegado a dar la misma importancia al armario externo que al interno.

Se trata de una industria dedicada por entero a la fabricación, creación y diseño de productos que satisfagan esta demanda (la mayoría de los diseñadores de alta costura han creado su gama de productos interiores).

Los tejidos más utilizados son el algodón o las fibras naturales por adaptarse a la comodidad y a la higiene, mientras que la sencillez y el minimalismo caracterizan a casi todas las firmas que figuran en la primera fila del vanguardismo textil.