| domingo, 11 de enero de 2004 | Ayer se cumplieron dos años del homicidio de Maximiliano Infante Doce años por el brutal asesinato de un chico ante su padre en Fisherton Gustavo Martinotti, de 30 años, fue condenado como coautor del crimen de un repartidor de tarjetas magnéticas. Pero no lo pueden encontrar, porque había quedado libre. Guiaba la moto en la que iba el que hizo el disparo Jorge Salum / La Capital La Cámara Penal de Rosario dejó sin efecto la absolución dictada por un juez de primera instancia a favor de un sujeto acusado de participar del crimen a sangre fría de Maximiliano Infante, un joven de 21 años de cuyo asesinato a sangre fría se cumplieron ayer 24 meses, y lo condenó a 12 años de prisión. El veredicto implica que el hombre co ndenado deberá volver a prisión, ya que estaba libre desde el primer fallo. La policía local lleva diez días buscándolo, aunque todavía no pudo localizarlo. Aun así, uno de los magistrados que lo sentenció consideró que su arresto es "sólo cuestión de tiempo".
La sentencia de la Cámara Penal involucra a Gustavo Carlos Martinotti, de 30 años. En los ambientes donde se mueve se lo conoce más por sus dos alias: Toro o Torito. Así lo llamaban en la barrabrava de Rosario Central, de la que formaba parte, y también en la cárcel de Coronda, donde estuvo preso hasta que el juez José María Casas lo absolvió por el beneficio de la duda.
En la prisión corondina casi lo mataron de un puntazo, en un aparente ajuste de cuentas nunca esclarecido. De allí tuvo que ser trasladado a la cárcel de Las Flores, en la ciudad de Santa Fe.
Martinotti, según el fallo que revocó la absolución dictada por Casas y en cambio lo declaró culpable, es uno de los dos sujetos que atacó a balazos a Infante el 10 de enero de 2002 en Sarratea entre Brassey y Juan José Paso, en pleno Fisherton.
El momento horrendo Aquel día Maximiliano Infante repartía tarjetas magnéticas junto a su padre, Jorge, en el Ford Escort de este. Eran exactamente las 10.30 de la mañana cuando se detuvieron frente a la farmacia que está en el 648 bis de Sarratea. En ese momento se acercó una moto en la que iban dos hombres armados. Desde el auto advirtieron el asalto inminente y Jorge trató de reiniciar la marcha. El que iba en el lugar del acompañante abrió fuego a quemarropa y el joven recibió un disparo en la cabeza.
Jorge trató de socorrer a su hijo, sacándolo del auto y recostándolo sobre el pavimento. Con gasas y pedazos de trapos que le alcanzaron algunos vecinos, trataba de detener la sangre. Minutos después una ambulancia del Sies condujo al muchacho hasta el Hospital Eva Perón de Baigorria, pero murió en el camino.
Los testigos del episodio, entre ellos Jorge, dieron algunas pistas sobre los atacantes. Dijeron que iban vestidos con ropas como las que usan los obreros metalúrgicos, que usaban cascos y que llevaban una bordeadora de césped. Y también describieron con cierto detalle la moto en la que se desplazaban, una Econo Power roja.
Dos días después la policía detuvo a Martinotti en su casa, en el barrio 7 de Septiembre. El mismo día encontró una bordeadora y una moto escondidos en la casa de la madre de Martinotti.
En la casa de Martinotti también apareció un arma, aunque no es la que se utilizó para asesinar a Infante. Y ropa como la que describieron los testigos. El detenido había sido, en efecto, obrero metalúrgico.
Otros tres sujetos -a uno le decían Indio y a otro Harry- también fueron detenidos e imputados por este crimen, aunque todos fueron finalmente sobreseídos. Sólo Martinotti terminó procesado, aunque más tarde el juez Casas consideró que las pruebas para acusarlo eran débiles.
El cambio de rumbo Sin embargo, el fiscal de la causa apeló el veredicto y forzó su revisión en la Cámara. El expediente recaló entonces en manos de los jueces Ernesto Pangia, Eduardo Sorrentino y Alberto Bernardini, quienes llegaron a una conclusión distinta a la del juez de primera instancia. Por eso revocaron la absolución y sentenciaron a Martinotti a cumplir una pena de 12 años de prisión.
Martinotti no fue quien efectuó el disparo que mató a Infante, pero es quien conducía la moto en la que se desplazaba el autor material del crimen. Para la Cámara Penal, esto lo convierte en coautor del homicidio porque es evidente que su conducta fue necesaria para la consumación del mismo. "Ambos -el autor material y Martinotti- actuaron con la voluntad necesaria para ser autores del delito", dijeron los jueces. Además, el desempeño de Martinotti fue "decisivo" al conducir la moto en la que llegaron al lugar, esperaron el momento de producir el disparo y luego huyeron.
La nueva sentencia fue unánime y se basa en las mismas evidencias que había evaluado Casas, aunque los camaristas entienden que la suma de ellas alcanza para probar la participación de Martinotti en el crimen de Infante. Además tuvieron en cuenta algunas contradicciones en las que incurrió el acusado, algo que para ellos se constituye en otro indicio más en su contra.
La prueba más importante fue el reconocimiento de la moto por parte del padre de la víctima. Otro dato es la declaración de un mecánico que había reparado ese vehículo antes de la fecha del crimen.
El testigo dijo que al día siguiente de la muerte de Infante, Martinotti le pidió que cambiara la fecha de los recibos que extendió como comprobante de pago. Quería que pusiera 10 de enero para que pareciera que el día del homicidio la moto estaba en el taller. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Ana D'Angelo con fotos de Maxi, que murió en Sarratea al 600 bis, adentro de un auto. | | |